Suhealy Sierra

Suhealy Sierra

CALLADITA NO TE VES BONITA

“El lugar que queremos que nos corresponde, no el que nos han dado.”

Existe una deuda histórica acuñada en la piel de la mujer contemporánea sin importar la nacionalidad una deuda que no deseamos condonar, que nos ha llevado a pelear, a debatir su importancia, pero sobre todo a no olvidar.

No olvidar, para poder sembrar en las nuevas generaciones una semilla diferente a la de “calladita te ves más bonita”, o de “tenías que ser mujer” entre muchas otras que menosprecian el valor, el intelecto, la capacidad y la importancia de una mujer, y que han propagado y siguen propagando a lo largo de varias generaciones, en muchas familias y en pequeñas niñas de forma inconsciente que la mujer haga lo que haga de sí misma, debe estar preparada para servir y ser “eternamente bella”.

Sí, por rudo que parezca, hoy día se sigue heredando la idea de que nuestro valor como mujer depende de no hacer problemas, de no ser tóxicas, de no envejecer, del deber que tenemos únicamente por nuestra condición de género, de ser el satélite de las necesidades, deseos e intereses de los demás.

No basta con que hoy podamos votar, tener una cuenta bancaria o divorciarnos. Sino con dejar de pelear por nuestro lugar en la vida, en el mundo, en el hogar, en lo social, en lo político, en todos lados, por el simple hecho de ser seres humanos.

“Al hombre se le condona lo que a la mujer se le condena”

A esta búsqueda se le ha llamado de muchas formas, y también minimizando de muchas otras, generando confusión, encuentros polémicos y división de géneros, que impacta fuertemente en las relaciones humanas y en los constructos social embargo, al ser herederas de una historia ancestral de estar sin poder, aunque hoy tengamos un poco más que ayer, seguimos lidiando con las secuelas políticas, sociales, psicológicas y económicas. Siendo castigadas socialmente, si, a parte de todo lo que ya se “nos permite” hacer no cumplimos a la perfección con el rol que nos corresponde.

Las mujeres tenemos hoy acceso a puestos de poder, a tener propiedades, mayores grados académicos, ingresos propios y otros, sin renunciar a aquellas tareas que milenariamente han sido catalogadas como femeninas, ocasionando problemas de salud física y emocional que también debemos atender por nuestra cuenta, tales como: Burn out, sentimientos de culpa, depresión y otros. Al no poder rendir laboral y profesionalmente como los hombres que no cargan con este estigma social.

Hoy puedes ser ´Mujer Empoderada`, y crear un imperio a tu alrededor sin olvidar que tienes que llegar a preparar la cena, revisar tareas y lavar los trastos, mientras el señor se tumba a ver el fútbol porque está cansado, y esa “es tu labor como mujer.”

Aunque en la realidad estés cubriendo ambos roles preestablecidos por tu género.

¿Entonces para qué tanto empoderamiento?

Comencemos por definir de que estamos hablando, porque a veces pareciera que se tratara de un enorme deseo por convertirnos en hombres y nulificar nuestra feminidad, y no. Pero quizá tenga que ver con que muchas veces existe la creencia de que debemos ocupar el lugar que deseamos a través de desterrar a los hombres, y tampoco.

Es importante destacar, que este término se pronunció por primera vez en 1995 en la ONU, en la Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing (Pekín) incitando el aumento de la participación de las mujeres en procesos de toma de decisiones y acceso al poder, buscando el progreso de las mujeres, así como el logro de la igualdad de género.

Ahora bien, ´Empoderar´, proviene de una palabra en inglés que refiere a TOMAR EL PODER, y no estamos hablando de ser agresivas y avasalladoras con los hombres, sino de tener autonomía en nosotras mismas, aunque suene rebuznante, porque ahí es donde está el conflicto, es algo que generacionalmente no hemos hecho.

Hemos sido “hijas de”, “esposas de”, “madres de”, pero aún a muchos y muchas les es complicado vernos como un “Ser autónomo e integral”, dueñas de nosotras mismas en un papel activo y como protagonistas de nuestra historia.

Ahora bien, si para la ONU, “los objetivos principales para buscar el empoderamiento femenino son:
•Construir economías fuertes.
•Establecer sociedades más estables y justa.
•Alcanzar los objetivos de desarrollo, sostenibilidad y derechos humanos acordados internacionalmente.
•Mejorar la calidad de vida de las mujeres, de los hombres, de las familias y de las comunidades.
• Promover las prácticas y objetivos empresariales.

Que son objetivos completamente válidos, y cada vez más reales, preferiría llevar el enfoque del presente a la definición de la Psicoterapeuta Tere Díaz.

“El empoderamiento es ese proceso que podemos gestionar con nosotras mismas, en donde buscamos las herramientas y competencias que nos van a permitir asumir una acción mas activa tanto en la sociedad como a nivel personal para poder tener una vida más satisfactoria”.

La idea es comenzar a apropiarse de una misma para poder así adueñarse del mundo entero sin pisar los derechos de nadie. Conquistando el lugar que queremos, autónomas y empoderadas.

Hace no muchos años se creía que la prioridad de toda mujer era casarse, tener hijos y vivir atendiendo su hogar, se estudiaba o ejercía la carrera de “mientras me caso” y era usual que gran cantidad de mujeres desempeñaran cualquiera de estas dos actividades para conocer al prospecto adecuado a esposo. 

Hoy día, para muchas sigue siendo una ilusión usar un suntuoso vestido blanco, caminar al altar del brazo del amor de su vida y un “felices para siempre”. Pero ello no quiere decir que quieran dejar de lado su carrera profesional, sus logros o seguir construyendo su imperio. 

Por tanto, las prioridades de las mujeres han ido cambiando de acuerdo a los tiempos y sociedades que vivimos, donde también se está buscando que la mujer pueda mantener un equilibrio entre su vida personal y profesional. 

Aun cuando por nuestra condición biológica, somos las mujeres las elegidas para la crianza y el cuidado del hogar (cuadro 1) …no debe ser ésta la que nos condicione el futuro, y que todo aquello que hemos logrado se venga abajo después de decir ¡¡¡si acepto!!! 

¿Cómo combinar entonces aquellas actividades que por nuestro género nos han otorgado, o que por decisión propia queremos ejercer, junto con las que nos hemos ganado, y no tener que morir en el intento? 

Iniciar una vida de pareja que trasciende a la institución del matrimonio, conlleva responsabilidades emocionales, derechos y obligaciones; como el de “Desempeñar cualquier actividad que prefieran con el fin de apoyar económicamente al bienestar del hogar conyugal.” 

Aun cuando por nuestra condición biológica, somos las mujeres las elegidas para la crianza y el cuidado del hogar debido a que nosotras nos embarazamos, lactamos, toleramos mejor los sonidos agudos del chillido de un bebe, hemos desarrollado habilidades multitask a consecuencia de las necesidades de evolución, entre otros. Mientras que de manera general pero no limitativa, los hombres están más preparados para enfocarse en una sola tarea a la vez, y aunque es indispensable (de acuerdo con estudios recientes) la presencia de papá en la crianza, ellos aún no pueden producir leche, siendo además de la recuperación post parto los motivos principales para que mamá se haga cargo de casi todo. 

Y por apoyar económicamente, no quiere decir únicamente que debes ingresar al hogar cierta cantidad de dinero para aportar el 50% de los gastos. Ya que esa es una decisión que se debe tomar de común acuerdo, como pareja. Pues un aporte económico no es solo con dinero, sino con las actividades que se desempeñan en el hogar, ahorrando pagar por que alguien más haga determinada tarea. 

Entonces, debe platicarse en pareja: que esperan del otro, de la pareja, que ofrecerá cada uno, entre otros temas importantes y referentes a la cotidianidad. A manera de empezar a tener claridad de cuál es el verdadero rol que quieres desempeñar en tu nueva vida, para poder entonces organizar las actividades y funciones para el éxito de las mismas. Es decir, la institución del matrimonio debería ser llevada igual que una empresa con sus dos socios fundadores. 

Gran parte del éxito de esta “sociedad”, el matrimonio, está en tener claridad de la vida que deseamos tener, pues de lo contrario iremos sorteando solo aquellas cosas que la vida nos traiga tratando de hacer malabares con las funciones que otros nos han otorgado. 

Así que comienza por tomar lápiz y papel para anotar exactamente cómo imaginas tu vida (una vez que ya ambos están de acuerdo en los roles y antes, mucho antes de cruzar el umbral) Desde cuantas horas te gustaría trabajar, te quieres hacer cargo o no de la limpieza del hogar, de la preparación de los alimentos, o de supervisar a quien lo haga, quieres tener hijos y cuantos, que tanto deseas participar de la crianza, etc., lo anterior pareciera una tontería a ojos de muchas personas, sin embargo, es importantísimo que sepas que esta es tu historia y que debe ser hecha a tu medida. 

Y ahora sí, comienza a llenar tu agenda de actividades en una especie de esbozo, ya que esto lo revisaras y reajustarás cada que sea necesario. La rigidez de horarios, la rutina cuadrada, la perfección de tus movimientos termino y es importante que te anticipes a saber que ahora debes ser más cautelosa con las decisiones y responsabilidades que tomes para que te sea más fácil llevar el equilibrio entre ser mujer de negocios y esposa amorosa. 

Female entrepreneur screaming of happiness and raising her arm as a sign of sucess

Lo anterior se lee muy dulce, pero se vive casi imposible Suhealy… 

Es seguramente parte de lo que podrían llegar a pensar mujeres que ya han pasado por un divorcio, batallando con justo, evitar que el matrimonio se hunda mientras cierras negocios en parís o viceversa. 

Y sí, es por ello que remarcaba esto de ser flexible, de evitar vivir cumpliendo todos los roles a la perfección que se nos han asignado por ser mujer. No es posible dar el 100% en todo, porque es imposible dar el 500%, 600% o 700%, de acuerdo con el número de actividades en las que quieras ser perfecta. 

Sin culpa, ni remordimientos, enséñate a distribuir solo el 100% en tus actividades, dejando un porcentaje para ti, ¡siempre!

Es decir, no es sano dar el 100% en el trabajo, porque te quedas sin nada para ti, para tu pareja, para tu familia y tus amigos. Piensa en una distribución adecuada para ti, de tu tiempo, tu atención, tu economía, etc., que se irá actualizando conforme a tus necesidades. 

Por ejemplo: 

Lunes                Martes                    Miércoles                  Jueves               Viernes 

50% Actividad laboral 70% Actividad laboral 40% Actividad laboral 75% Actividad laboral 35% Actividad laboral 
20% Relación de pareja 10% Relación de pareja 20% Relación de pareja 10% Relación de pareja 30% Relación de pareja 
15% Café con las amigas 10% Organización de hogar 10% Llevar a familiares al médico 5% Organización de hogar 10% Hacer el súper 
10% Tiempo contigo (desayunar comer y cenar tranquila) 10% Tiempo contigo (preparar tus cosas, bañarte maquilarte y todas las anteriores) 15% Tiempo contigo (leer un libro, relajarte en el Spa, tomarte tu café, y todas las anteriores) 10% Tiempo contigo (ir al gym o practicar algún deporte, arreglarte el pelo o las uñas…y todas las anteriores) 10% Tiempo contigo (ver una serie o tus videos en youtube, investigar, documentarte y todas las anteriores, bien distribuidas) 
5% Organización del hogar 5% Organización del hogar 15% Evento del esposo 

Lograr el equilibrio en tu nueva vida, depende del concepto de equilibrio que te hayas formado, pues no se refiere a ser Súper woman e ir solo integrando e integrando tareas a tu antigua rutina, si no a comenzar a priorizar, delegar y evaluar a que debes renunciar para integrar un nuevo miembro a tu día a día. 

Sí, todo se puede, pero no todo al mismo tiempo, ni todo a la perfección. Y claro que puedes dar el 100% a ese porcentaje que asignaste a determinada actividad, no se trata de hacer las cosas a medias, sino de evitar exigirte de manera sobrenatural, de tal forma que pronto la monotonía, el estrés y el burnout se apoderen de ti y de tu relación. 

Disfruta cada momento y se flexible, ambos pueden construir su propio imperio, al final ambos socios deben inyectar capital, evaluar resultados, implementar acciones de mejora y más, para lograr el adecuado y exitoso funcionamiento de su empresa, el matrimonio. 

Suhealy Sierra/ Psicóloga Clínica y Organizacional/ e-mail: psic.suhealy.sierra@gmail.com/ Tel: 5531936241 y 5520795089/ FB: Psic Suhealy Sierra/ LinkedIn: Suhealy Sierra/ Whats app: 5531936241

Bien dicen que todo en esta vida tiene un precio, que la comodidad (entendida como la zona de confort) hoy puede ser económica en esfuerzo y mañana muy costosa. Cuando en realidad la comodidad debe ser la recompensa después de una vida de esfuerzo, trabajo y construcción. 

Seguramente la mayoría de las que ahora me leen, tienen presente que el lugar profesionalmente hablando que hoy tienen ha tenido un costo, una inversión, pérdidas y ganancias. Pero sobre todo aprendizaje y adaptación constante. 

En ocasiones iniciar un sueño, convertirlo en un proyecto y verlo hecho una realidad, es una labor que no muchas se atreven a construir, influenciadas por el temor al fracaso, por no considerar ser suficientemente capaces, por priorizar aquellas actividades diarias que consumen el tiempo y la creatividad… En fin, sea cual sea la razón, postergar tu vida será el precio más alto que puedas pagar al apagar tus sueños. 

Así que por más argumentos u escusas que te pongas para no emprender o expandir tu negocio, nada te hará sentir más recompensada que ser congruente con lo que deseas. 

Administrar el tiempo… En tiempos difíciles. 

Hoy día, que de pronto la escuela y el trabajo se coló a la casa. Muchas tuvimos que renunciar, crear, inventar y buscar cualquier forma de equilibrar este nuevo mundo… Bajar sueldos, prescindir de gente valiosa, economizar, improvisar replantear…Encontrar el cómo resurgir. 

Y para ello la administración adecuada y efectiva del tiempo es fundamental para lograr la productividad que esperamos. Detectar cuales, si son prioridades, categorizar las urgencias y eliminar distractores y la molesta procrastinación serán la clave principal. 
La administración del tiempo es una estrategia para aprovechar el tiempo disponible, realizando las tareas con calidad en plazos reales, alcanzables e indicados. Esto sería indispensable aplicarlo primero a la vida personal antes que a la empresarial o de la mano, para lograr el equilibrio, pues es cierto que no podremos arreglar afuera lo que no tenemos en control adentro. 

Es claro que este tema suele revisarse y profundizarse con mayor frecuencia en el ámbito laboral, pues es donde más comúnmente establecemos objetivos, estrategias y otros para alcanzar el crecimiento y el posicionamiento. Sin embargo, en el ámbito privado, también sería indispensable saber que esperamos y hacia donde dirigimos nuestra proyección de vida. 
Asumir varias tareas de manera simultánea de forma súbita (como nos sucedió con la pandemia por Covid-19) introdujo también un profundo desequilibrio que hemos tenido que ajustar, algunas con más y otras con menos herramientas, pero que al final nos tiene pidiendo más horas al día, sintiendo culpa, frustración y más. 

Por tanto, logremos la paz y la tranquilidad de aprender a implementar herramientas para administrar nuestras actividades, que también nos enseñe a elegir de forma más saludable que batallas tomar. 

Pon en práctica las siguientes recomendaciones: 

  1. Ten claridad de lo que tienes pendiente. Dado que nuestro cerebro solo puede enfocarse en tres o cuatro cosas a la vez, hacer un listado de pendientes te ayudará a tener más claridad sobre aquellas actividades pendientes de realizar. 
  2. Asigna horarios para tus actividades (realistas para cada actividad) y busca que sean siempre en el mismo horario, procurando no tener distractores como redes sociales, u otros que estén en tu poder. (pero también busca momentos específicos para darte un descaso, distraerte o relajarte). 
  3. También enlista tus distractores más frecuentes, y toma el tiempo que inviertes en estos. Recuerda que lo que no es medible, no es corregible. 
  4. Organiza tus propios tiempos de entrega. La Ley de Parkinson estipula que “el trabajo se expande para llenar el tiempo disponible para terminarlo”. Esto implica que si no tienes un tiempo de entrega específico para una tarea, usarás tanto tiempo como quieras. Así que motívate para ganarle al reloj, evitando la procrastinación. 
  5. Evita en lo posible el Multitasking. Aunque en ocasiones parece que avanzas más rápido habiendo varias cosas a la vez, puede llegar a suceder que pierdes el foco de alguna en particular u omites detalles importantes. Dividir la atención trae como resultado perder el tiempo, disminuir la calidad e incluso la productividad. 
  6. Aprende a delegar. He leído y escuchado mucho en esta temporada de cuarentena la falta de apoyo por parte de la pareja y los hijos. Así que, igual que como coordinas en el trabajo, busca repartir las tareas y permitir que cada miembro de la familia asuma adecuadamente sus responsabilidades. 
  7. Comienza tu día realizando aquellas actividades que te implican mayor atención, concentración y esfuerzo. Recuerda que somos seres diurnos (aunque exista quien se empeñe en autodenominarse nocturno) y la mayor lucidez la tenemos por la mañana. De esta forma dejarás las tareas más sencillas para la tarde y te sentirás con menos pesadez. 
  8. Busca vivir, trabajar, compartir, crear y pensar siempre en un lugar ordenado y limpio. Esto hará que siempre sepas donde encontrar lo que necesitas y no perder el tiempo buscando archivos, productos, prendas u otros que formen parte de tu rutina diaria. 
  9. Tomate un par de horas para revisar como si de un diario se tratará, que tantas actividades realizaste en el día y cuánto tiempo le invertiste a cada una, incluso el porcentaje de avance. Esto te ayudará a identificar sí realmente estas mal invirtiendo el tiempo o si realmente eres muy exigente contigo. Incluye todas tus esferas en ese listado, no por ser mamá dejas de ser Ceo, no por ser esposa dejas de ser mujer, mírate completa para que puedas hacerte justicia. 
  10. Finalmente, para ser justa contigo, considera los alcances de tu productividad en el día, no las horas invertidas. Cada proyecto, cada área de tu vida y cada actividad requiere de una atención distinta. Lo importante es que estés cada vez más cerca del objetivo que deseas alcanzar. 

Una vez que hayas implementado estos 10 puntos, veras como es más fácil no solo coordinar y lograr exitosamente tus diversas rutinas. Y podrás dar espacio a esos proyectos nuevos, emprendimientos y crecimiento. 

No pagues el precio de la indecisión, de dejarte llevar por todo aquello que te abruma y no le ves fin. Pues incluso te puede ayudar a identificar si eso que debes hacer todos los días es lo que realmente quieres hacer de ti, personal y profesionalmente. 

Construir o incrementar tu imperio te costará tiempo, esfuerzo, dinero, fracasos, aprendizaje, pero siempre será más barato pagar por la vida que elegiste que por aquella que te eligió. 

Decide tú en que quieres invertir tu tiempo, decide tú, que harás cada día y comienza a equilibrar incluso tu estado de ánimo. 

Sí quieres profundizar más te recomiendo revisar estas técnicas y adoptar la mejor se adapte a tu personalidad y estilo de vida. 

  • La caja de Eisenhower:  Implementada por el ex presidente Dwight Eisenhower. Consiste en una matriz que te ayuda a clasificar las tareas según sus prioridades y el tiempo que debes invertir en ellas. 

  • Tablero Kanban: Es una forma sencilla de estructurar el progreso de tus tareas, creando columnas que representen las diferentes etapas de un proyecto para evaluar su avance. 

  • Top tres de las tareas por hacer: Consiste en escribir las tareas más importantes, priorizarlas y seleccionar el mejor momento para realizarlas. Es recomendable crearlas temprano para evitar ir a la cama pensando en el montón de actividades del siguiente día. 

  • Técnica pomodoro: Implica dividir tu jornada en pequeños tiempos de 25 minutos sin distracciones, y tomar un descanso de tres a cinco minutos en el primer pomodoro, en el segundo de 10 a 15 minutos, en el tercero 20 a 25 minutos para despejarte un poco. 

Suhealy Sierra/ Psicóloga clínica y organizacional/ e-mail:
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La verdadera abolición de la esclavitud laboral

Muchos cambios se han presentado a lo largo de la abolición de la esclavitud del pueblo mexicano en 1813, donde justamente se pretendía la igualdad entre los trabajadores y quienes les “contrataban”. No es un secreto que en aquellos años existía un abuso exacerbado por parte de hacendarios, patrones y todo aquel que tenía trabajadores a su cargo. 

Y pues sí, con el paso del tiempo se crearon horarios concretos de trabajo, con cierto número de horas a trabajar la semana, con un salario mínimo a pagar reglamentado y otras condiciones que pretendían defender y honrar en justicia a los trabajadores. Misma que hoy conocemos como la “Ley federal del trabajo”. 

Sin embargo, lo anterior no ha llevado al pueblo mexicano a vivir en plenitud el área laboral. 

Si bien la forma en la que hoy contratamos y trabajamos, dista mucho de aquellos días previos a la independencia de México. Existen muchas prácticas dentro de empresas y organizaciones que dejan mucho que desear en cuanto a un trato digno, respetuoso y con una filosofía de ganar-ganar. 

Claro que han existido muchos cambios, la forma en la que hoy se trabaja no es del todo caótica, además de que la aparición del área de RRHH que procura o debería ser un mediador entre la empresa y el trabajador, ha logrado cierto equilibrio que en ocasiones no lo es tanto. Y, por ello, a pesar de los cambios que abruptamente han ocurrido durante los últimos años, a veces pareciera que aún han quedado vestigios de la “abolida” esclavitud… 

No sé si a ti te toco ver a algún ser querido o experimentar en carne propia el levantarte todos los días cansada y sin ganas de ir a cumplir con un trabajo que no te agradaba, a ver las mismas caras todos los días, las mismas actividades rutinarias que se repetían una y otra vez por al menos unos 35 o 40 años. 

Buscando generar antigüedad, talvez soñando con algún ascenso después de algunos años de experiencia en el área, aguantando malos tratos ya que algunos jefes consideraban que “el trabajo es trabajo y como cuesta trabajo, pues no es para que sea divertido, sino cumplido”…provocando que muchas personas se convertirán únicamente en números en una nómina altamente sustituibles, situación que además era echada en cara cada que se buscaba exigir derechos o una mejora a las condiciones laborales. 

Las habilidades, la experiencia, los estudios, las características de personalidad y otros no eran factores considerados para elegir personal e incluso parecían no ser importantes para definir como estaría compuesto el organigrama, por lo tanto, solo se validaban las ausencias, retrasos, horas extras, años laborados, obediencia y similares para tener o no una exitosa trayectoria laboral. 

Y qué tiene que ver todo lo anterior con el Smart Working y el Home Office, te preguntarás…y es que, sencillamente se trata justo de seguir mejorando tanto las condiciones laborales, como el talento y capacidad ofrecida a los empleadores. 

Verás, hoy día es posible trabajar desde donde sea. Esto lo comprobamos a la fuerza, como ya lo hemos venido hablando, tras la pandemia por Covid-19. Y como también hemos revisado, el Home Office maximizó la “esclavitud moderna” poniendo en evidencia las deficiencias de liderazgo de los mandos medios de muchas empresas. (lo puedes revisar en el artículo “La realidad del Home Office” pagina 14 de la edición “Mujeres unidas trabajando” https://mujeryempresa.mx/unidas-trabajando/). Motivo por el cual es indispensable crear estrategias que se mantengan en la mejora continua del ámbito laboral. 

El Home Office (que en muchas empresas llegó para quedarse) permite que se pueda contratar a cualquier persona sin importar la ubicación, logrando que cada vez más empresas contraten personal de mayor calidad a nivel mundial, elevando a la vez la competencia entre profesionales. 

Pero al mismo tiempo orillando a que los descansos sean escasos o limitados, pues la diferencia de usos horarios obliga a trabajar a algunos a deshoras para poder coincidir con los horarios laborales de otros, ha borrado los horarios y horas a trabajar a la semana, estipulado por la “Ley Federal de trabajo”, por mencionar algunos abusos de los empleadores. 

Y a pesar de ello, se ha comprobado que el Home Office posee muchísimas ventajas tanto para la empresa como para los colaboradores. Por ello es una figura que permanecerá y que debe verse enriquecida. Esto, implementado el Smart working. 

Quizá con lo anterior, estaremos muy cerca de lograr el ideal de igualdad que Morelos proclamó tras la “abolición de la esclavitud”.

Pero, ¿Qué es el Smart Working?

El Smart Working, de acuerdo con Silvia Zanella (Autora del libro “El futuro del trabajo es femenino. 2021) “…es la posibilidad de dar a los empleados flexibilidad y autonomía en la elección de horario y lugar de trabajo, con herramientas digitales para el trabajo móvil.” Implementado desde el 2020 en Italia, de acuerdo con Zanella (2021).

Y te preguntarás, entonces que diferencia tiene con el Home Office, si bajo esta estructura tampoco se trabaja en un lugar fijo. He aquí, el Smart Working pretende dar flexibilidad y autonomía al colaborador no solo de trabajar vía remota sino de elegir trabajar cuando éste desee hacerlo. 

Si ya sé que suena a una locura en Latinoamérica, pues no es un secreto que en los últimos años muchos RRHH consideran que cada vez es más difícil contratar personal que se comprometa y se ponga la camiseta. 

Lo que no consideran estos empleadores, es que están entregando un formato desactualizado a sus candidatos, un formato que les quiere orillar a entregar su vida entera en un contrato, dejando de lado la calidad de vida de la persona a contratar… ¿Y quién querría eso, en un mundo en el que ya te puedes contratar en el extranjero con mejores condiciones laborales o donde hay otras miles de opciones para generar ingresos sin sacrificar todo tu día durante toda la semana?

Además de que bajo la vieja escuela de que “el trabajo no es para disfrutarse” no son consideradas las pasiones, gustos y deseos del personal a contratar, ya ni siquiera con la idea de complacerle, sino de saber si está en la empresa adecuada para generar la permanencia, y se contrata solo para cubrir los números… 

Pero te has puesto a pensar, en la gente que ama lo que hace y lo haría aún sin paga. ¿Qué crees que pasaría si contratas personal que le apasione la actividad para la cual le estás contratando? …Además de que harás una contratación inteligente, muy seguramente al aplicar la “flexibilidad y autonomía” del Smart Working los resultados de su desempeño serán los esperados o más que los esperados por la organización. 

Y he ahí la enorme diferencia con el Home office, como lo hemos llevado hasta ahora. Donde el grillete lo lleva nuestro personal en su Smartphone, en las cámaras en Zoom encendidas durante toda la jornada laboral extendida, vigilante a que siga y siga trabajando, amenazando la conservación de su empleo al no querer regresar a trabajar a la oficina, entre otros. 

Ahora, el Home Office operando bajo el Smart Work; permitiría al colaborador lograr las metas, objetivos y resultados requeridos por la organización, dándole el espacio de poder mantener el equilibrio de sus otras esferas personales, logrando así colaboradores más leales, más comprometidos y más satisfechos con su desarrollo profesional. 

Esta estructura permitirá restituir la dignidad del trabajo, poniendo a ambas partes en igualdad de condiciones, de responsabilidad y de desarrollo, generando además mayor empleabilidad y por tanto tener más acceso a los mejores talentos del mercado laboral. 

Hoy día no es solo la remuneración económica y las prestaciones superiores lo que retiene al talento adecuado. Es el respeto, la lealtad y la congruencia que genera una organización madura, actual y adaptable al constante cambio lo que la hace ¡¡Great place to work!! 

El éxito entonces, debería estar centrado en los valores y los resultados finales de cada colaborador, en vez de vincularlo con el tiempo y el espacio físico de gestión. 

Y para ello, hay que filtrar muy bien en a quien se contrata y para qué. No solo para completar los números. 

¡¡Vamos por el Smart Working!! Vamos a trabajar de manera inteligente.

Por Suhealy Sierra/ Psicóloga clínica y organizacional/ e-mail: psic.suhealy.sierra@gmail.com/Tel: 5531936241 y 5520795089/ Redes Sociales: Facebook: Psic Suhealy Sierra/ LinkedIn: Suhealy Sierra/Whats app: 5531936241

¿Te has preguntado alguna vez si estás lista para retomar tu vida?… Quizá no, porque casi todo sucede sin que tengamos mucho tiempo para pensárnoslo. Como ahora con esta pausa obligatoria provocada por la pandemia, misma que logro transformar espacios públicos, renovar interiores, pero también reinventar relaciones con otros y con nosotras mismas. ¿cómo se podría entonces retomar un mundo que ya no existe? Aun cuando suena tentadora la idea, ¿Podríamos retomar la vida que conocíamos antes del SARS COV 2? 

Y aunque actualmente existen muchas personas que ya retomaron su rutina casi por completo, y otras más que no tuvieron la oportunidad de parar jamás y siguieron con su día a día únicamente sumándole el accesorio de moda durante la pandemia por Covid-19. La realidad es que todas y todos enfrentábamos cambios significativos para la humanidad en muy diversos aspectos, impactando en la economía global, la concientización del cuidado del planeta, del autocuidado, de resignificar el ser exitosa, e incluso replantear si está en el camino de vida coordinado con la felicidad individual. 

Y es cierto que quizá dentro de no mucho esta parte de nuestras vidas será solo un recuerdo del cual nos habremos levantado del todo, pero… ¿Qué hemos aprendido después de dos años de pandemia?, dos años de estar encerradas, de tener que adaptar nuestros espacios, nuestros tiempos… de poner a prueba nuestros límites e incluso tener que reinventarnos. 

Sería inverosímil que después de tanto que hemos atravesado como humanidad, no hubiéramos cambiado de alguna forma o mínimamente aprendido a relacionarnos de una forma más sana con todas y todos los que nos rodean. 

Para aquellas que se han permitido acompañarme en otras ocasiones leyendo mis artículos, tendrán claridad de que mi prioridad esta siempre centrada en manejarme con equidad, con respeto y apelando todo el tiempo por la igualdad de oportunidades sin importar el género, el estado civil, el número de hijos que se tengan o la zona geográfica en la que se viva. Porque sé que lo más valioso de cualquier ser humano no está en lo que podemos ver o preguntar en una torpe entrevista laboral. 

Por tanto, he buscado que a lo largo de este “tiempo fuera de la cancha de juego acostumbrada” fuera un tiempo para la reflexión, el crecimiento de tu negocio, pero también del “darse cuenta” señalando tanto los aspectos negativos como positivos de cualquier suceso inesperado, que siempre podemos crear la realidad que más nos guste y que más nos haga crecer como la cabeza de un equipo de trabajo, pero sobre todo como una mujer que sabe, puede y aprovecha para ella y para aquellos que de forma directa o indirecta dependen de ella. 

Por lo que ya hemos planteado esto que para nadie es un secreto, que con ayuda de la tecnología se acortaron las distancias y se alargaron las jornadas laborales, tuvimos que aprender de tolerancia al tener que trabajar en el mismo espacio y horario que los hijos, el marido y el personal de limpieza, e incluso algunas tuvimos que asumir las tareas domésticas porque todos y todas debíamos encerrarnos y hasta aislarnos. Descubriendo tal vez capacidades, gustos o aficiones que no conocíamos de nosotras mismas o que no habíamos dejado florecer. 

Y entonces, como ser las mismas…como retomar una rutina que quizá ya no pueda sostenerse por sí misma, como obligar a los y las que dependen de nosotras a quitarse los familiares fallecidos por COVID-19 del corazón, los meses de deudas e intereses por el recorte de ingresos o la perdida de estos de la cabeza, como retomar la socialización en espacios cerrados y vestidas de muñecas o muñecos de aparadores Godínez, para hacer de cuenta que ya todo paso… ¿tú has podido hacerlo? 

El mundo necesita un nuevo inicio, pero no desde donde nos quedamos como si no hubiera pasado nada. Necesita uno donde nos permitamos aplicar lo nuevo, lo que hayamos aprendido de esta pandemia: 

  • ·  Que la vida no es solo trabajar 
  • ·  Que los seres queridos se pueden ir sin previo aviso 
  • ·  Que puedes perder tu fuente de ingresos a la menor provocación 
  • ·  Que la actividad de todos suma, sin importar el grado de escolaridad 
  • ·  Que el vestir todos los días de traje no te hace más capaz 
  • ·  Que hasta las empresas más sólidas un día pueden desaparecer 
  • ·  Que si es posible parar 
  • ·  Que es terrible darte cuenta que tu vida no es tuya 
  • ·  Que has descuidado relaciones 
  • ·  Que no sabes quién duerme a tu lado 
  • ·  Que no tienes idea que quiere la está frente al espejo 

Por mencionar algunas… pero cuales de estas te checan y que otras sumarias, ¿Qué has aprendido tú de tu periodo de pandemia? 

¿Qué has aprendido tú de este enfrentamiento contigo misma? 

Empezar de nuevo si es posible, levantarnos y construir de nuevo también lo es. Mas es más fácil cuando lo haces tomada de la mano de los demás. 

Si esto puedes identificarlo a nivel personal, y te causa un impacto en tu vida para llevarla a un nivel más saludable en todos los aspectos, recuerda que lo mismo puede suceder a nivel empresarial y con tu capital humano. 

Invierte en capacitación emocional, en trabajar las habilidades blandas de las mujeres y hombres clave de tu organización. Que este nuevo comienzo sea uno más humano, más productivo, uno que no solo aumente tu cuenta en el banco, sino en que la huella que dejes al partir sea perpetua en los corazones de aquellos que tuvieron el honor de colaborar contigo. 

Suhealy Sierra Psicóloga Clínica y Organizacional Mail: psic.suhealy.sierra@gmail.com Tel: 5531936241 y 5520795089 FB: Psic Suhealy Sierra LinkedIn: Suhealy Sierra Whats app: 5531936241

Por Suhealy Sierra/ Psicóloga clínica y organizacional

Tú sabes a quién dejas entrar a tu empresa

Es muy probable que respondas que sí, que son tus conocidos, tus amigos, a veces tus familiares y mayoritariamente tus empleados, quienes pasaron varios filtros antes de ocuparse de temas sensibles de tu organización. Por tanto, es obvio que sabes a quien dejas entrar. 

Sin embargo, muchas veces no podemos conocer a profundidad las intenciones de las personas con las que convivimos, pues existen los que “hacen que trabajan”, los que están de “mientras tanto”, lo que “se creen dueños” y hacen al personal como quieren…y muchos más…Pero para descubrir si existe alguno de estos factores, interfiriendo en la productividad, es necesario buscar otro tipo de servicios profesionales. 

A veces no es fácil abrirle las puertas a un extraño y que conozca nuestros más profundos secretos financieros, de organización, de éxitos, de fracasos y más…pero es necesario y hasta cierto punto saludable. 

La mirada externa es por mucho, más objetiva y quizá menos emocional. Porque se encargará de ver los aciertos, el ritmo de crecimiento, los errores, las malas inversiones y todo lo que se involucre en el desarrollo de tu empresa, pues su trabajo es que existan resultados notorios que te brinden crecimiento y desarrollo. 

Es por ello que debes contar con especialistas como asesores o como parte de tu capital humano. Y si bien ya hemos hablado de cómo atraer y retener al Talento Clave, no hemos hablado aún de aquellos colaboradores que no precisamente forman parte de una nómina. 

Los servicios de consultoría pueden llegar a parecer costosos e innecesarios, sobre todo cuando no podemos darnos cuenta de que podemos crecer aún más nuestro negocio o que hay áreas que se encuentran en agonía… 

Te has percatado que últimamente los éxitos y la abundancia no llegan como antes, que los esfuerzos y refuerzos lo único que logran es prolongar la agonía… Y no alcanzas a entender por qué los frutos no llegan, si no has cambiado nada en tus procesos, has capacitado igual a tu gente, tu esfuerzo no ha disminuido y mucho menos tu interés… Y talvez sea ese el problema. 

Anteriormente habíamos hablado de como muchos imperios se construyeron en el pasado y se fueron heredando, así como también el no hacer cambios y adaptarse solo les lleva a la segura extinción. Y para muestra un botón, o varios: Black Berry, Block Buster, Cirque du Soleil, entre otros. 

Si bien, es normal que cualquier empresa pase por etapas y que en ocasiones no todas sean tan buenas, las malas normalmente son para aprender y para crecer, si son vistas de la manera adecuada. 

La pandemia por COVID-19, con todos los cambios que trajo en nuestra rutina, trajo también nuevas formas en la que nos relacionamos, compramos, trabajamos y vivimos; por tanto, quien no se adecúa y sigue esperando a que el mundo regrese a la normalidad, ya no solo le puso la soga al cuello a su empresa, sino que le jalo hasta ahorcarse. 

Ya de por sí, muchas empresas y negocios debían terminar de adaptarse a la convivencia entre distintas generaciones laborales (Baby Boomers, Generación X, Millennials y hasta Centennials) y como brindar a cada grupo el espacio adecuado para generar su permanencia y no perder talento. Para ahora tener que adaptar la tecnología y los espacios, para no perderse entre la inmensidad de negocios similares al propio que hay a nivel global. 

Entonces si todo cambia afuera, ¿Por qué no estas cambiando nada adentro? 

La resistencia al cambio es parte de la naturaleza humana y debe ser tratada como eso, parte de nosotros; sin embargo, no quiere decir que debemos vivir con ello pues puede ser el principio del fin o la fuerza saboteadora de nuestro crecimiento personal y/o profesional. 

Cuando un Consultor en RRHH, ofrece sus servicios siempre va encaminado a la mejora de la organización, así como lograr el equilibrio entre empleados y empleadores para sanear así procesos, incrementar la productividad y por tanto aprovechar al máximo el talento del capital humano, así como lograr la expansión o cualquier otro propósito de la empresa. 

Sin embargo, en ocasiones lo anterior no puede desarrollarse de manera adecuada, cuando desde adentro no puede percibirse de la misma forma, como estando afuera. Y muchas veces hacer mejoras es confundido con prácticas poco saludables que en diversas situaciones ha llevado a algunas empresas a ser demasiado laxos o por el contrario muy rígidos, convirtiendo a los colaboradores a esclavos del mundo moderno. 

Por ello es oportuno revisar de la mano de un profesional tanto el clima organizacional, como procesos y procedimientos, que permitan observar la riqueza y gran aporte de cada trabajador sin que necesariamente sean tratados sin equidad. 

Recientemente el equipo de SASI, llevaba de la mano un cliente con 25 años en el mercado y por su puesto expertos en su giro, pero perdiendo terreno en el área comercial como consecuencia de un mal reclutamiento. Esto por considerar que era la parte menos importante del éxito del ejercicio del área. 

Lo anterior es muy común en empresas que no han estandarizado sus procesos y que dejan decisiones en relación a la atracción de talento, a solo las buenas intenciones y el carisma de quien se tiene enfrente, así como al deseo del empresario de crecer su plantilla y obtener los resultados soñados, creyendo que pueden cambiar o desarrollar talentos en quien no los posee. 

La consultora se encarga entonces de mostrar la ruta adecuada y personalizada para reconocer las necesidades y buscar al talento que se adecua a estas. No solo resaltando la importancia de contar con un equipo de expertos, sino con una mirada externa que mediante el logro de resultados para el cliente logra los propios. 

Así que, al incluir a un extraño a las intimidades de la empresa, seguramente nos mostrará aquello que no solo no queríamos ver, sino que podría ser el cáncer de nuestra organización. Por lo que también hay que ser pacientes y asertivos, pues a veces en quien más se confía es quien mantiene una cortina de humo para conservar su empleo, y cuando el barco se hunda ir a buscar empleo en otro lado. Atrévete a meter extraños para sanear tu empresa y a conocer a los que confías, recuerda que tu legado debe ser más que lo que sientes por tu organización. No dejes que los cambios de afuera se lleven tu esfuerzo por la incapacidad de adaptarte, todo está en cambio constante: Cambia tu también. 

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¿Son lo que esperabas?

El cierre e inicio de año o de ciclo, suele invitar a evaluar y pensar que sigue en la vida, planear y estructurar, incluso para saber que estrategias cambiar o mejorar ante la situación actual.

Muchas buscamos el éxito en la vida, en el área familiar, laboral, de pareja, con las amistades, o en aquello que para ti sea importante. Recibimos el pago por nuestro esfuerzo, a veces como esperábamos, otras en perdidas y unas más mucho mejor de lo pronosticado… Es muy probable que todas nos dediquemos a lo que realmente nos apasiona y entonces el éxito viene por añadidura, algunas tendrán un imperio, otras: aldeas en crecimiento, unas más: ideas encontrándose por fin con la materia…Pero todo, como resultado del esfuerzo propio y de aquellos que colaboran con nosotras, y se arriesgan en nuestras aventuras por conquistar el mundo.

¿Te has percatado entre tanto alboroto, todo lo que estas cosechando, todo lo que has sembrado para ti y para otros? Pues creo que en algún momento perdemos el rumbo, tratando de adaptarnos a los cambios y nuevas disposiciones…y he estado pensando en todas las semillas que sembramos a lo largo de nuestra trayectoria profesional, ¿Cuánto hemos cambiado?, ¿Cuánto hemos crecido, aprendido?, ¿Nos hemos seguido formando, documentando o, actualizando?… ¿La gente a la que hemos liderado, ha crecido, o de menos ha aprendido algo de nosotras para su trayectoria profesional? Y la única frase que retumba en mi cabeza, es aquella que mi padre me repetía de niña… “No importa lo que hagas o cuanto te tardes, por tus frutos serás conocida”.

Y es por lo anterior que me inquieta, que nos detengamos unos minutos a revisar si estamos donde queremos estar, si tenemos la imagen que queremos proyectar, como personas y como marca…si todo el trabajo y esfuerzo que traemos a cuestas ha valido, o debemos re direccionar.

Ahora sí que, no solo hablamos de nuestro esfuerzo por conquistar el mundo, sino de la imagen pública que nos hemos creado y como esto suma o resta a nuestro propósito. Ya que, si queremos a los mejores colaboradores con nosotras o deseamos conquistar determinados clientes y ampliar nuestras fronteras, hoy existen muchas herramientas para saber de antemano con quienes estamos tratando y afortunadamente prevenir una mala experiencia.

Por ello es de suma importancia, cuidar lo que sembramos y estar vigilando lo que cultivamos. Los frutos que recolectas son directamente proporcionales a las semillas que siembras…

Mucha gente veo pasar en el consultorio, candidatos en entrevistas y con algunos de mis clientes, que no saben lo que quieren de la vida y de sí mismos, y van por ahí tomando lo que cae, lo que les dicen que “debe ser”, para lo que les alcanza limitados por aquello que vieron en la escuela o en su casa y no más, resolviendo situaciones a corto plazo más como apagando incendios, que trazando un camino… En fin, todo menos su plan de vida definido.

Si bien es cierto que ningún plan debe ser rígido y que debemos irlo actualizando conforme los tiempos vayan cambiando, o las situaciones así las planteen. No tener un plan de vida, es mucho más abrumador, pues jamás sabremos que obtendremos de nuestros actos.

Es muy común que me lleguen candidatos a pedir trabajo porque necesitan resolver su carencia económica pidiendo cualquier trabajo, sin importar su experiencia profesional o grado académico. Y terminamos viendo gente con gran potencial, desarrollando actividades que no les llenan o no les causan admiración para sí mismos.

También, está el o la clienta que piden contratar al que menos cobra, o al hijo del amigo, que estiman tanto y no tiene trabajo; y esperan que les den un resultado muy por encima de lo que estas personas saben hacer…y ojo no quiero que se confunda, pueden existir hijos de amistades que valga la pena contratar, sin embargo, aun así, debemos saber qué resultados esperamos de la persona a contratar, para no quejarnos después de nuestros propios resultados. Pues esa contratación mal hecha (por no tener la experiencia deseada, el grado académico, metas en común candidato-empresa, o el giro que le interesa, entre otros) es parte de las semillas huecas que sembramos, esperando ver grandes y deliciosos frutos, que al final solo nos llenan de frustración.

Hoy la emergencia sanitaria por Covid-19, nos ha llevado más o menos a lo mismo. Entre la improvisada jornada de Home Office, el liderazgo online en ocasiones deficiente, el no saber cómo mantener el equilibrio entre todas las obligaciones del hogar, de la vida cotidiana, de los hijos y sus actividades, y los horarios de trabajo en versión extendida, nos han llevado a cuestionarnos: ¿cuánto tiempo más?, perdiendo de vista que muy probablemente hemos aprendido cosas que podemos heredar, o que hemos heredado aprendizaje que ha enseñado a otros a afrontar esta situación con mayores herramientas.

Sería interesante, autoevaluarte y por qué no, también a tu empresa y colaboradores; saber sí eso que hoy tienen después de 10 meses de replantear y reestructurar todo aquello que pensábamos inamovible, nos ha dado frutos y que tipo de frutos también.

Si has tenido la oportunidad de sentarte a conversar con excompañeros de trabajo, ya sea como par o subordinado, saber que ha sido de su vida y trayectoria, revisar el índice de rotación, o los comentarios sobre la percepción que tienen de tu empresa los exempleados al salir, la imagen pública que circula en redes sociales.

Podrías tener una idea más cercana de tu cosecha. Hoy no se trata solo del clima laboral, sino de todo aquello que constituye a tu marca, ante los ojos de quienes colaboran contigo y tienen el trato directo con tu cliente, como de aquellos que por fuera te observan y evalúan si trabajar contigo, para ti o comprarte/contratarte.

Hemos comentado en otras ocasiones que el centro de trabajo representa el segundo hogar, la segunda familia; y así como la familia enseña mañas, conductas, formas de conceptualizar el mundo, el ambiente laboral también aporta a la formación y líneas de comportamiento entre los miembros, en su desempeño y otros, que terminan mostrando el lugar de origen.

Entonces, nuevamente te invito a cuestionarte sí todas las semillas germinan igual… O sí todas germinan, e incluso a que identifiques si sabes escoger tus semillas y proporcionarles el ambiente adecuado para que florezcan. Puesto que puedes tener muchas de excelente calidad y no saber abonarlas a tiempo, darles el lugar y los cuidados adecuados, porque recuerda que aun cuando las semillas deban florecer, no es su obligación hacerlo…hay que acompañarlas.

Así que evalúa, busca tu marca en redes sociales, lee comentarios, fíjate si tu personal cuenta con las herramientas necesarias (no solo las mínimas), fíjate si pagas a tiempo, si tienes alta rotación a que se debe. Si hay quejas de tus clientes, observa porque o de que se quejan. Involúcrate en aquello que tanto te ha tomado construir, desde lo operativo, nadie conoce mejor tu marca que aquellos que están dando la cara por ti, todos los días.

A mí me es importante ser conocida por los frutos dulces que coseche…esa es la historia que me gustaría se contará, ¿Y a ti?

Contacto: Psicóloga Clínica y Organizacional

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Fantasía o realidad

La ilusión de convertirse en Directora General de una empresa, ser empresaria exitosa, la mejor de tu área o simplemente conservar tu trabajo por tus resultados y no porque no puedas trabajar como un hombre (horas extras ilimitadas y sin obligaciones del hogar o vida familiar que atender), para muchas mujeres no es posible. No por falta de ganas, de capacidad o de esfuerzo.
La mujer ha logrado grandes cambios a lo largo de la historia, ha roto paradigmas y demostrado en diversas disciplinas que es tan capaz como un hombre de conquistar sus metas profesionales, y que el sexo débil no existe.

Y, sin embargo, aún hay muchas metas por conquistar y paredes o techos por derribar. La primera mujer en México que se graduó de la universidad, lo hizo en 1871 hoy todas las mujeres pueden ingresar a estudiar una carrera, si cuentan con los recursos económicos e intelectuales (por padecer algún daño orgánico o emocional que se lo impida), así como el deseo de hacerlo, y la matrícula femenina en las universidades mexicanas por lo regular supera a la matricula masculina.
Entonces por qué vemos menos mujeres en puestos directivos, por qué siguen existiendo más hombres de negocios que mujeres…
Y aun así las mujeres trabajamos, algunas somos madres, abuelas, tías o solo hijas…trabajamos en la oficina o hacemos home office, hacemos trabajo remunerado o de ese infinito que parece haber sido creado para que quien se encargue de él, no salga nunca jamás de las obligaciones del hogar.
Para una mujer que trabaja, los limites son difusos entre los espacios personales laborales, el ejercicio laboral y los desafíos profesionales…dicen que las mujeres podemos alcanzar el mismo éxito que los hombres y que no existen diferencias, ¿Pero en la práctica esto será real?
La ley mexicana prohíbe la discriminación al contratar personal, eso incluye que al entrevistar candidatas no se les debe exigir una prueba de embarazo o indagar en su vida privada para saber si tiene hijos o personas que requieran de sus cuidados y atención, para poder descartar que no pueda laborar como un hombre lo haría.


Pero, son prácticas aún muy frecuentes en las oficinas de atracción de talento.
Las mujeres, por tanto, enfrentan mayores obstáculos para llegar a la cima de sus carreras profesionales que los hombres…y estamos hablando solo del ingreso a un centro de trabajo, conservar su trayectoria o crecer profesionalmente implica para muchas renunciar al matrimonio, a los hijos, a cuidar de los padres u olvidarte por completo de ser una profesionista exitosa, sino cuentas con las redes de apoyo que un hombre de familia si tiene. El techo de cristal, es justo eso, la ilusión de que puedes seguir subiendo, pero hay algo que te limita y que pocos pueden percibir como real.
Y entonces, es para reflexionar…Ser trabajador será como la esclavitud moderna, o por qué necesita una mujer o un hombre no tener compromisos u obligaciones fuera del trabajo, para poder contratarse. Es como si todo el currículo, el esfuerzo, el talento y trayectoria de la persona en cuestión, no aportará nada y solo la inversión de su tiempo de forma ilimitada fuera valioso, no de 8:00 a 18:00, no de lunes a viernes, sino 24/7.
Roxana Kreimer (2019) en “Evidencias en contra del Techo de cristal” menciona que los hombres hacen mayores esfuerzos que las mujeres en los trabajos, aportando horas extras, que las mujeres no están dispuestas a cubrir. Comenta que los hombres son motivados a crecer jerárquicamente para obtener mayores ingresos y mejorar así las condiciones de vida de su familia; mientras que las mujeres prefieren llegar a hacerse cargo de sus familias que crecer dentro de la organización.

Pero lo que Kreimer no contempla, es que alguien debe hacerse cargo de la familia (hijos, suegros, padres, las compras, pagos de servicios y otros) y tanto socialmente como culturalmente se asume que la responsable de estas funciones es la mujer, llevando a cabo una doble jornada y ahora a una triple jornada, que la crisis pandémica del covid-19 ha llevado a las mujeres, en su gran mayoría a hacerse cargo de la educación en casa.
Ante tantas actividades acumuladas en 24 horas para una mujer promedio/madre de familia, como podría cumplir horas extra a su trabajo, por qué condenarla asumiendo que no está interesada en su crecimiento profesional. Cuando no es posible mental, energética y físicamente cumplir tres jornadas, sin que alguna de estas se vea sacrificada (y no se está contemplando, la atención a ella misma como persona).
El hombre por lo general está tranquilo en sus actividades, sabiendo que hay alguien que se está haciendo cargo del hogar en general, mientras que la mujer tiene su atención dividida entre sus actividades laborales y los requerimientos del hogar, lo que le impide enfocarse únicamente a las metas de la organización que labora, independientemente de que tenga personal de limpieza o de crianza laborando con su familia.
Evidentemente, lo que falta es equidad no solo en la empresa o en lugares públicos, sino en el hogar, y si bien no somos responsables como jefas de lo que pase dentro del ambiente familiar del talento que labora con nosotras, si creo pertinente considerar todas las variables mencionadas antes de no contratar a alguien o de permitir que el talento de una mujer se desperdicie al dejarla ir u obligarla a retirarse de la escena laboral, porque será madre o por ejercer la maternidad y el matrimonio u otros.

Insisto en que no se trata de contratar mujeres por cumplir una norma u otorgar posiciones jerárquicas solo por integrar más talento femenino, sino de considerar que los mismos resultados o incluso mejores se pueden brindar con el trabajo vía remota, por ejemplo. Inclusive el periodo de prueba forzada de la pandemia Covid19, seguro ya les ha arrojado pruebas de cómo ha sido el desempeño y compromiso de cada uno de sus trabajadores y trabajadoras.
La sociedad nos ha orillado a atender varias cosas a la vez, porque no aprovechar esa virtud y apoyar en el crecimiento y/o permanencia del talento femenino que solo debe llegar a casa más temprano, pero está comprometida y da resultados. Porque no invitar a los hombres a tomar más obligaciones dentro del hogar, convivir con sus hijos, padres o suegros enfermos y poder alcanzar un verdadero equilibrio de vida personal-profesional sin importar sí se es hombre o mujer.

Apoyar a las mujeres profesionistas que dependen de nosotras a derribar el techo de cristal traerá satisfacción y equidad a la industria. Te invito a evaluar el desempeño laboral de tus trabajadores y trabajadoras (recuerda que somos expertos en talento humano) y te sorprenderá encontrar que no necesitas tenerles encerrados en la oficina para lograr los objetivos de tu empresa…Sé una líder que delega, sé una líder que permite el crecimiento de los que tiene a cargo, sé una de esas mujeres que rompe techos y no pone límites, porque no los tiene.

Colaboradora: Suhealy Sierra/ Psicóloga

Manejar equipos de trabajo vía remota o en tiempos de Covid-19, podría ser un dolor de cabeza para aquellos que no han aprendido a soltar y delegar, coordinar y dirigir. Y que necesitan estar en control de todo y crecimiento de nada. Puesto que es una realidad el hecho de que, “Si quien lleva el equipo no confía en su capacidad, mucho menos confiará en la de los otros” generando un ambiente en el que pocos querrán trabajar o no darán los mejores resultados.

Obligados por la pandemia del Covid-19, el Home Office ha venido a invitarnos a crear una idea diferente del sentido del compromiso, la identidad empresarial, el liderazgo y la motivación profesional.
A consecuencia de lo anterior, algunas empresas han detectado que el Home Office funciona mejor de lo que esperaban, mientras que en otras ha sido declarado como infructuoso. Pero, a qué se deben resultados tan opuestos… ¿Tendrá algo que ver el tipo de liderazgo ejercido?, ya se planteaba esta hipótesis en el artículo anterior al desglosar los pros y los contras de trabajar en esta modalidad.

Es decir, si partimos de los hallazgos mostrados en dicho artículo, donde se mencionaron los siguientes tres puntos guía:
1. Los empleadores buscan disponibilidad aún fuera de horario laboral.
2. Existen casos en los que no cuentan con el material o herramientas mínimo-necesarias, y deben ser proporcionadas por los empleados, aún con su sueldo recordado.
3. Algunos más deben asistir a centros de trabajo o propiedades de descanso del jefe para hacer uso de instalaciones, y poder ser vigilados en sus tareas, exponiendo la salud de su capital humano.
Es fácil identificar que aproximadamente el 70% de los puntos negativos del Home Office son fallas de la empresa y del liderazgo del personal de mando.

A lo que francamente es comprensible que los trabajadores estén más preocupados por conseguir otra fuente de ingresos, ocupados de resguardar su salud y que simplemente no se sientan valorados o parte de un núcleo que, así como exige, no respalda. Si a esto sumamos la gran cantidad de colaboradores que se percataron de su reducción de salario ante el IMSS o que han visto despidos que no han sido llevados conforme a ley, viven en la incertidumbre, el estrés acumulado por la situación económica, laboral y de salud…obteniendo como resultado, un bajo desempeño laboral, así como repercusiones psicológicas de trascendencia.

Entonces es momento de cuestionarte, sí el modelo de liderazgo que ocupa tu empresa, es el ideal, o sí tienes conocimiento de la existencia del modelo que se ocupa entre tus mandos medios. Y si no tienes claridad de como responder las dos anteriores, has encontrado una gran área de oportunidad para desarrollar a tu capital humano e invertir en tu empresa.

¿Será enriquecedor hablar de un tema que pareciera ser trillado cuando lo que urge es que los que están en casa trabajen? Es una pregunta que a varios les ronda la mente, muchos que no invierten en capacitación porque la gente ya debería saberlo, y otros viven en estrés por que no confían en su equipo de trabajo…y que evidentemente no confían en su capacidad para dirigir a dicho equipo.
George Patton exponía que “Es mejor tener un ejército de asnos dirigido por un león, que un ejército de leones dirigido por un asno” Es muy probable que tengamos contratada a gente muy capaz y talentosa, pero mal dirigida.

La situación económica actual, la nueva cultura organizacional aunada a la nueva normalidad y la necesidad de que las organizaciones sean responsables socialmente, provocan que los métodos tradicionales de liderar equipos vayan cambiando. Es decir, necesitamos Changemakers a la cabeza de todas las áreas y de todas las empresas.

Y un elemento esencial para la comprensión del liderazgo es que el líder trabaja con personas, que piensan y tienen sentimientos. Extrañamente se tiende a confundir que al manejarnos con respeto perdemos autoridad, o que necesitamos ser altaneros y déspotas para que si no nos respetan al menos nos teman. Y entonces, si estas formas de pensamiento no cambian, por muchos talleres, lecturas y coaching, las cabezas de equipo no modificarán su actuar y no obtendremos resultados diferentes.

Es así como el líder al comprender que respetando individualidades podrá contactar mejor con cada uno de sus colaboradores, buscando ser la influencia positiva para todo el grupo, ayudándoles a llevar a término su propósito, a conseguir objetivos, a mantener un buen funcionamiento y a adaptarse a su entorno.

Considerando lo anterior, los líderes de hoy día no pueden prescindir de inteligencia emocional y empatía, estos deberían ser requisitos indispensables para dirigir personal, independientemente de su estilo de liderazgo.
Partiendo de que quienes manejamos personal, somos seres humanos, “Nada que sea humano, nos puede parecer ajeno” el panorama se muestra más claro, y por supuesto que es enriquecedor hablar de cómo dirigir al equipo de trabajo.

Los líderes que necesita la empresa hoy día, además de la nueva normalidad
Algo que pregunto frecuentemente a mis clientes y líderes de equipo es, ¿Qué cambiarías de tus primeros jefes, que te hubiera ayudado a llegar más rápido a este punto o más lejos? Y a pesar de encontrar variadas respuestas, casi siempre recuerdan a aquellos que les enseñaron, les acompañaron y ayudaron a crecer, y critican a los que gritaban para intimidar, amenazaban, castigaban o robaban ideas al tomar créditos que no les correspondían, solo por ser el jefe o la cabeza del equipo.

Un Changemaker es una persona que está dispuesta a generar pequeños cambios importantes en su entorno, que sumados con los de otras personas, generen un cambio muy grande y positivo a nivel global. No solo innova en planes de acción positivos para su entorno, también asume el riesgo y los ejecuta.

Y ahí está el punto medular, un jefe puede ser simpático, parecer amistoso e incluso ser adorado, pero jamás le permitirá a nadie crecer por temor a que le quiten el puesto o emprendan en el mismo giro que este (Recuerdan “Si quien lleva el equipo no confía en su capacidad, mucho menos confiará en la de los otros”). Mientras que un líder buscará todas las formas de hacer crecer a su equipo y a cada uno de sus integrantes, los líderes forman líderes. Y pueden ser gruñones o estrictos, pero serán empáticos y formarán Líderes, siempre.

Resumimos que, el líder también se hace. Así que comienza a invertir en tu capital humano y forma líderes.

A continuación, te presento 10 tips que podrían sumar mucho a tus colaboradores y a tu empresa:

1. Mejora la comunicación, permite que expongan sus dudas, temores y necesidades
Manéjalas con asertividad y respeto
2. Establece metas claras. Es importante que cada miembro sepa que se espera de ellos
3. Crea estrategias y horarios de trabajo funcionales y acordes a la nueva normalidad
4. Vigila que todas y todos tus colaboradores cuenten con las herramientas e información necesarias para cumplir con sus funciones
5. Confía en el talento y capacidad de tus colaboradores. Tú los elegiste directa o indirectamente
6. Evalúa el desempeño global de la persona, no solo a partir del inicio de la pandemia. Todos nos vemos afectados de distinta forma por las secuelas de la pandemia y revisa si puedes apoyar. No desperdicies el talento
7. Reconoce sus logros y entrega, ya sé que es su obligación y para eso se rentan. Pero el reconocimiento positivo incrementa la productividad.
8. Sostén reuniones de trabajo breves y concisas, solo cuando estas sean realmente necesarias y con la gente que sea indispensable citar
9. Recuerda que no somos dueños del tiempo de nadie, no rentamos tiempo de nadie, compramos los resultados del talento, entonces la meta en común debe ser el logro de objetivos empresariales
10. Se congruente. No solo hables de ello, ponlo en práctica

Recuerda que todos vivimos circunstancias distintas en esta nueva normalidad y que aun cuando no deben afectar a la empresa, está afectando. Comprende que esto tendrá un impacto emocional distinto en cada persona, de acuerdo con su personalidad, sus pérdidas y el apoyo que su segundo hogar (es decir su trabajo) les brinde.
Y entonces sí, el Home Office puede crear historias éxito para todas las empresas.

Por: Psic. Suhealy Sierra

Pros y contras de esta modalidad en los trabajos

México y sus empresarios no están preparados ni económica, ni ideológicamente para operar en modalidad “Home Office” o “Teletrabajo”, a pesar que desde junio del 2019 quedo regulado por la ley federal del trabajo.

Puede que el coronavirus (COVID-19) se convierta en un parte aguas que generará este importante cambio en las empresas. Hoy tenemos que adoptar esta modalidad bajo la tesitura de adaptarse o morir, experimentando y aprendiendo a prueba y error, pues en México sólo dos de cada 10 empresas estaban listas para el home office. Y a pesar de que la STPS y OCC Mundial aseguran que el 70 por ciento de las actividades laborales se pueden ejercer bajo esta modalidad, ¿Qué pasa con los profesionistas y los empleadores? Como toda relación, la del trabajador-empleador requiere de convivir en la confianza de que cada quien cumplirá con la parte que les corresponde, conforme a los acuerdos que se hayan previamente establecido. Ahora bien, contando con que los límites, obligaciones y beneficios del perfil de puesto de cada colaborador sean claros y del conocimiento de ambas partes, será más fácil coordinar tiempos de entrega, lograr metas establecidas y una adecuada comunicación alineada a los procesos y políticas de cada empresa. Es decir, de tener un equipo maduro, sin necesidad de que un líder este supervisando, el home office será más fácil de adoptar como una práctica cotidiana que pudiera sostenerse incluso después de la pandemia. Tristemente, la realidad es muy diferente. En ocasiones se cuenta con colaboradores que necesitan ser guiados y hasta presionados para lograr las metas establecidas, pero también están aquellos que pueden ser dejados a su criterio, y suman a la organización. Manejar el mismo estilo de liderazgo con ambas formas de trabajo, sería un fracaso de manera presencial y a distancia…así que el malogro del home office no tendría nada que ver con la modalidad en sí. Lo cual sería una clara invitación a revisar nuestra salud organizacional.

Por lo tanto, vivimos un momento histórico, en el que organizacionalmente podríamos darnos la oportunidad tanto como trabajadores y como empleadores de demostrar que somos responsables y podemos dar los resultados esperados. Desafortunadamente, así como existen empleadores poco éticos, que restan beneficios, o piden evidencias de cumplimiento de horario poco realista y en ocasiones hasta bizarro, también hay trabajadores mañosos que abusan de las bondades de trabajar en casa, procrastinando actividades o priorizando otras que son para su entretenimiento o diversión, por falta de supervisión.


La situación actual ha obligado a algunas empresas a comprar equipos de cómputo portátiles, softwares y otras herramientas para permitir que sus colaboradores puedan generar ingresos y respetar la sana distancia. Pero no pagan horarios completos, y si fallan sus nuevas tecnologías tampoco pagan las jornadas perdidas, otras han buscado reducir salarios sin previo aviso a sus empleados, e incluso han hecho despidos masivos (datos obtenidos por entrevistas a trabajadores de distintas jerarquías y giros empresariales durante abril y mayo del presente año, 300 trabajadores de la CDMX entrevistados entre los 18 y 52 años de edad) crean en su población incertidumbre y a la larga, deslealtad y poco compromiso. Sin embargo, muchas empresas siguen operando mayoritariamente desde casa (sin estrategia, sin lineamientos y en ocasiones como ya se mencionó, ni siquiera cuentan con los equipos mínimos necesarios) y según la percepción de los entrevistados, se trabaja más desde casa, se gasta más si no cuentas con internet, el costo de la luz y en algunas ocasiones la necesidad de pedir alimentos a domicilio (pues o trabajan o cocinan, gran parte de los encuestados consumían alimentos preparados por terceros). Son costos extra, que deben costear de un sueldo en ocasiones ya recortado.

Otras observaciones de acuerdo con los entrevistados:
Los empleadores buscan que estén siempre disponibles aun cuando ya no sea horario laboral.
95% de las mujeres y 69% de los hombres reportan mayor dificultad para enfocarse en su trabajo, teniendo que colaborar con las tareas de los menores y actividades domésticas de rutina.

En el caso de trabajadores entre los 18 y 35 años de edad, mencionan que sus familiares no comprenden que siguen en labores profesionales y les interrumpen constantemente, mermando la calidad de su trabajo.

El balance de vida que propone la ley, en la realidad mexicana aún no existe. Quizá tiene que ver con que la mayoría de las empresas están iniciando con esta modalidad, sin un ensayo previo, algunas quizá ni habían contemplado echar a andar la Ley del Teletrabajo. Era algo que veíamos imposible, lejano y hasta absurdo, incluso como trabajadores. Conozco colaboradores que teniendo dos días de home office preferían asistir a oficina… En mi experiencia personal, las pocas veces que necesité hacer home office por motivos de salud propios o de mi hija, y después del cierre de guarderías por el temblor del 2017; la presión que ejercían mis entonces empleadores, salían de los límites reales de lo que mi trabajo ameritaba. Mermando así el interés nato que tenía por no abandonar mis labores. Es como sí el patrón mexicano viviera pensando que el trabajador es un esclavo que tiene que ser arreado y sin motivación propia a crecer por el puro gusto de hacerlo. Forbes en el 2016, proponía que el home office aumentaría el 28% de la productividad, pero ello no quiere decir que las horas que se invierten en el tráfico deban ser utilizadas para beneficio de la empresa. Es un tiempo que debe ser aprovechado por el colaborador en lo que mejor le parezca (y que no interfiera con su jornada laboral) beneficiando así al medio ambiente, mediante combatir la contaminación y la saturación de avenidas principales. Este beneficio ambiental, que también contempla la ley permitiría reducir el impacto negativo en el medio ambiente, mejorando significativamente la movilidad, el clima y la salud de los capitalinos. Por tanto, si revisamos nuestra cultura organizacional, encontraremos seguramente muchos puntos huecos y muchas fortalezas para hacer del home office una herramienta que nos ayude a edificar y no a autodestruirnos en la necesidad absurda de querer controlar todo. Para encontrar al fin, la motivación tanto en empleadores y trabajadores que les lleve a ser exitosos por gusto y no por obligación.

Por Suhealy Sierra/ Psicóloga clínica y organizacional/ e-mail: psic.suhealy.sierra@gmail.com/ Tel: 5531936241 y 5520795089/                                            Facebook: Psic Suhealy Sierra/ LinkedIn: Suhealy Sierra/Whats app: 5531936241

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