CALLADITA NO TE VES BONITA
“El lugar que queremos que nos corresponde, no el que nos han dado.”
Existe una deuda histórica acuñada en la piel de la mujer contemporánea sin importar la nacionalidad una deuda que no deseamos condonar, que nos ha llevado a pelear, a debatir su importancia, pero sobre todo a no olvidar.
No olvidar, para poder sembrar en las nuevas generaciones una semilla diferente a la de “calladita te ves más bonita”, o de “tenías que ser mujer” entre muchas otras que menosprecian el valor, el intelecto, la capacidad y la importancia de una mujer, y que han propagado y siguen propagando a lo largo de varias generaciones, en muchas familias y en pequeñas niñas de forma inconsciente que la mujer haga lo que haga de sí misma, debe estar preparada para servir y ser “eternamente bella”.
Sí, por rudo que parezca, hoy día se sigue heredando la idea de que nuestro valor como mujer depende de no hacer problemas, de no ser tóxicas, de no envejecer, del deber que tenemos únicamente por nuestra condición de género, de ser el satélite de las necesidades, deseos e intereses de los demás.
No basta con que hoy podamos votar, tener una cuenta bancaria o divorciarnos. Sino con dejar de pelear por nuestro lugar en la vida, en el mundo, en el hogar, en lo social, en lo político, en todos lados, por el simple hecho de ser seres humanos.
“Al hombre se le condona lo que a la mujer se le condena”
A esta búsqueda se le ha llamado de muchas formas, y también minimizando de muchas otras, generando confusión, encuentros polémicos y división de géneros, que impacta fuertemente en las relaciones humanas y en los constructos social embargo, al ser herederas de una historia ancestral de estar sin poder, aunque hoy tengamos un poco más que ayer, seguimos lidiando con las secuelas políticas, sociales, psicológicas y económicas. Siendo castigadas socialmente, si, a parte de todo lo que ya se “nos permite” hacer no cumplimos a la perfección con el rol que nos corresponde.
Las mujeres tenemos hoy acceso a puestos de poder, a tener propiedades, mayores grados académicos, ingresos propios y otros, sin renunciar a aquellas tareas que milenariamente han sido catalogadas como femeninas, ocasionando problemas de salud física y emocional que también debemos atender por nuestra cuenta, tales como: Burn out, sentimientos de culpa, depresión y otros. Al no poder rendir laboral y profesionalmente como los hombres que no cargan con este estigma social.
Hoy puedes ser ´Mujer Empoderada`, y crear un imperio a tu alrededor sin olvidar que tienes que llegar a preparar la cena, revisar tareas y lavar los trastos, mientras el señor se tumba a ver el fútbol porque está cansado, y esa “es tu labor como mujer.”
Aunque en la realidad estés cubriendo ambos roles preestablecidos por tu género.
¿Entonces para qué tanto empoderamiento?
Comencemos por definir de que estamos hablando, porque a veces pareciera que se tratara de un enorme deseo por convertirnos en hombres y nulificar nuestra feminidad, y no. Pero quizá tenga que ver con que muchas veces existe la creencia de que debemos ocupar el lugar que deseamos a través de desterrar a los hombres, y tampoco.
Es importante destacar, que este término se pronunció por primera vez en 1995 en la ONU, en la Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing (Pekín) incitando el aumento de la participación de las mujeres en procesos de toma de decisiones y acceso al poder, buscando el progreso de las mujeres, así como el logro de la igualdad de género.
Ahora bien, ´Empoderar´, proviene de una palabra en inglés que refiere a TOMAR EL PODER, y no estamos hablando de ser agresivas y avasalladoras con los hombres, sino de tener autonomía en nosotras mismas, aunque suene rebuznante, porque ahí es donde está el conflicto, es algo que generacionalmente no hemos hecho.
Hemos sido “hijas de”, “esposas de”, “madres de”, pero aún a muchos y muchas les es complicado vernos como un “Ser autónomo e integral”, dueñas de nosotras mismas en un papel activo y como protagonistas de nuestra historia.
Ahora bien, si para la ONU, “los objetivos principales para buscar el empoderamiento femenino son:
•Construir economías fuertes.
•Establecer sociedades más estables y justa.
•Alcanzar los objetivos de desarrollo, sostenibilidad y derechos humanos acordados internacionalmente.
•Mejorar la calidad de vida de las mujeres, de los hombres, de las familias y de las comunidades.
• Promover las prácticas y objetivos empresariales.
Que son objetivos completamente válidos, y cada vez más reales, preferiría llevar el enfoque del presente a la definición de la Psicoterapeuta Tere Díaz.
“El empoderamiento es ese proceso que podemos gestionar con nosotras mismas, en donde buscamos las herramientas y competencias que nos van a permitir asumir una acción mas activa tanto en la sociedad como a nivel personal para poder tener una vida más satisfactoria”.
La idea es comenzar a apropiarse de una misma para poder así adueñarse del mundo entero sin pisar los derechos de nadie. Conquistando el lugar que queremos, autónomas y empoderadas.