Suhealy Sierra

Suhealy Sierra

Bien dicen que todo en esta vida tiene un precio, que la comodidad (entendida como la zona de confort) hoy puede ser económica en esfuerzo y mañana muy costosa. Cuando en realidad la comodidad debe ser la recompensa después de una vida de esfuerzo, trabajo y construcción. 

Seguramente la mayoría de las que ahora me leen, tienen presente que el lugar profesionalmente hablando que hoy tienen ha tenido un costo, una inversión, pérdidas y ganancias. Pero sobre todo aprendizaje y adaptación constante. 

En ocasiones iniciar un sueño, convertirlo en un proyecto y verlo hecho una realidad, es una labor que no muchas se atreven a construir, influenciadas por el temor al fracaso, por no considerar ser suficientemente capaces, por priorizar aquellas actividades diarias que consumen el tiempo y la creatividad… En fin, sea cual sea la razón, postergar tu vida será el precio más alto que puedas pagar al apagar tus sueños. 

Así que por más argumentos u escusas que te pongas para no emprender o expandir tu negocio, nada te hará sentir más recompensada que ser congruente con lo que deseas. 

Administrar el tiempo… En tiempos difíciles. 

Hoy día, que de pronto la escuela y el trabajo se coló a la casa. Muchas tuvimos que renunciar, crear, inventar y buscar cualquier forma de equilibrar este nuevo mundo… Bajar sueldos, prescindir de gente valiosa, economizar, improvisar replantear…Encontrar el cómo resurgir. 

Y para ello la administración adecuada y efectiva del tiempo es fundamental para lograr la productividad que esperamos. Detectar cuales, si son prioridades, categorizar las urgencias y eliminar distractores y la molesta procrastinación serán la clave principal. 
La administración del tiempo es una estrategia para aprovechar el tiempo disponible, realizando las tareas con calidad en plazos reales, alcanzables e indicados. Esto sería indispensable aplicarlo primero a la vida personal antes que a la empresarial o de la mano, para lograr el equilibrio, pues es cierto que no podremos arreglar afuera lo que no tenemos en control adentro. 

Es claro que este tema suele revisarse y profundizarse con mayor frecuencia en el ámbito laboral, pues es donde más comúnmente establecemos objetivos, estrategias y otros para alcanzar el crecimiento y el posicionamiento. Sin embargo, en el ámbito privado, también sería indispensable saber que esperamos y hacia donde dirigimos nuestra proyección de vida. 
Asumir varias tareas de manera simultánea de forma súbita (como nos sucedió con la pandemia por Covid-19) introdujo también un profundo desequilibrio que hemos tenido que ajustar, algunas con más y otras con menos herramientas, pero que al final nos tiene pidiendo más horas al día, sintiendo culpa, frustración y más. 

Por tanto, logremos la paz y la tranquilidad de aprender a implementar herramientas para administrar nuestras actividades, que también nos enseñe a elegir de forma más saludable que batallas tomar. 

Pon en práctica las siguientes recomendaciones: 

  1. Ten claridad de lo que tienes pendiente. Dado que nuestro cerebro solo puede enfocarse en tres o cuatro cosas a la vez, hacer un listado de pendientes te ayudará a tener más claridad sobre aquellas actividades pendientes de realizar. 
  2. Asigna horarios para tus actividades (realistas para cada actividad) y busca que sean siempre en el mismo horario, procurando no tener distractores como redes sociales, u otros que estén en tu poder. (pero también busca momentos específicos para darte un descaso, distraerte o relajarte). 
  3. También enlista tus distractores más frecuentes, y toma el tiempo que inviertes en estos. Recuerda que lo que no es medible, no es corregible. 
  4. Organiza tus propios tiempos de entrega. La Ley de Parkinson estipula que “el trabajo se expande para llenar el tiempo disponible para terminarlo”. Esto implica que si no tienes un tiempo de entrega específico para una tarea, usarás tanto tiempo como quieras. Así que motívate para ganarle al reloj, evitando la procrastinación. 
  5. Evita en lo posible el Multitasking. Aunque en ocasiones parece que avanzas más rápido habiendo varias cosas a la vez, puede llegar a suceder que pierdes el foco de alguna en particular u omites detalles importantes. Dividir la atención trae como resultado perder el tiempo, disminuir la calidad e incluso la productividad. 
  6. Aprende a delegar. He leído y escuchado mucho en esta temporada de cuarentena la falta de apoyo por parte de la pareja y los hijos. Así que, igual que como coordinas en el trabajo, busca repartir las tareas y permitir que cada miembro de la familia asuma adecuadamente sus responsabilidades. 
  7. Comienza tu día realizando aquellas actividades que te implican mayor atención, concentración y esfuerzo. Recuerda que somos seres diurnos (aunque exista quien se empeñe en autodenominarse nocturno) y la mayor lucidez la tenemos por la mañana. De esta forma dejarás las tareas más sencillas para la tarde y te sentirás con menos pesadez. 
  8. Busca vivir, trabajar, compartir, crear y pensar siempre en un lugar ordenado y limpio. Esto hará que siempre sepas donde encontrar lo que necesitas y no perder el tiempo buscando archivos, productos, prendas u otros que formen parte de tu rutina diaria. 
  9. Tomate un par de horas para revisar como si de un diario se tratará, que tantas actividades realizaste en el día y cuánto tiempo le invertiste a cada una, incluso el porcentaje de avance. Esto te ayudará a identificar sí realmente estas mal invirtiendo el tiempo o si realmente eres muy exigente contigo. Incluye todas tus esferas en ese listado, no por ser mamá dejas de ser Ceo, no por ser esposa dejas de ser mujer, mírate completa para que puedas hacerte justicia. 
  10. Finalmente, para ser justa contigo, considera los alcances de tu productividad en el día, no las horas invertidas. Cada proyecto, cada área de tu vida y cada actividad requiere de una atención distinta. Lo importante es que estés cada vez más cerca del objetivo que deseas alcanzar. 

Una vez que hayas implementado estos 10 puntos, veras como es más fácil no solo coordinar y lograr exitosamente tus diversas rutinas. Y podrás dar espacio a esos proyectos nuevos, emprendimientos y crecimiento. 

No pagues el precio de la indecisión, de dejarte llevar por todo aquello que te abruma y no le ves fin. Pues incluso te puede ayudar a identificar si eso que debes hacer todos los días es lo que realmente quieres hacer de ti, personal y profesionalmente. 

Construir o incrementar tu imperio te costará tiempo, esfuerzo, dinero, fracasos, aprendizaje, pero siempre será más barato pagar por la vida que elegiste que por aquella que te eligió. 

Decide tú en que quieres invertir tu tiempo, decide tú, que harás cada día y comienza a equilibrar incluso tu estado de ánimo. 

Sí quieres profundizar más te recomiendo revisar estas técnicas y adoptar la mejor se adapte a tu personalidad y estilo de vida. 

  • La caja de Eisenhower:  Implementada por el ex presidente Dwight Eisenhower. Consiste en una matriz que te ayuda a clasificar las tareas según sus prioridades y el tiempo que debes invertir en ellas. 

  • Tablero Kanban: Es una forma sencilla de estructurar el progreso de tus tareas, creando columnas que representen las diferentes etapas de un proyecto para evaluar su avance. 

  • Top tres de las tareas por hacer: Consiste en escribir las tareas más importantes, priorizarlas y seleccionar el mejor momento para realizarlas. Es recomendable crearlas temprano para evitar ir a la cama pensando en el montón de actividades del siguiente día. 

  • Técnica pomodoro: Implica dividir tu jornada en pequeños tiempos de 25 minutos sin distracciones, y tomar un descanso de tres a cinco minutos en el primer pomodoro, en el segundo de 10 a 15 minutos, en el tercero 20 a 25 minutos para despejarte un poco. 

Suhealy Sierra/ Psicóloga clínica y organizacional/ e-mail:
sic.suhealy.sierra@gmail.com/Tel: 5531936241 y 5520795089/ Redes Sociales: Facebook: Psic Suhealy Sierra/ LinkedIn: Suhealy Sierra/Whats app: 5531936241

La verdadera abolición de la esclavitud laboral

Muchos cambios se han presentado a lo largo de la abolición de la esclavitud del pueblo mexicano en 1813, donde justamente se pretendía la igualdad entre los trabajadores y quienes les “contrataban”. No es un secreto que en aquellos años existía un abuso exacerbado por parte de hacendarios, patrones y todo aquel que tenía trabajadores a su cargo. 

Y pues sí, con el paso del tiempo se crearon horarios concretos de trabajo, con cierto número de horas a trabajar la semana, con un salario mínimo a pagar reglamentado y otras condiciones que pretendían defender y honrar en justicia a los trabajadores. Misma que hoy conocemos como la “Ley federal del trabajo”. 

Sin embargo, lo anterior no ha llevado al pueblo mexicano a vivir en plenitud el área laboral. 

Si bien la forma en la que hoy contratamos y trabajamos, dista mucho de aquellos días previos a la independencia de México. Existen muchas prácticas dentro de empresas y organizaciones que dejan mucho que desear en cuanto a un trato digno, respetuoso y con una filosofía de ganar-ganar. 

Claro que han existido muchos cambios, la forma en la que hoy se trabaja no es del todo caótica, además de que la aparición del área de RRHH que procura o debería ser un mediador entre la empresa y el trabajador, ha logrado cierto equilibrio que en ocasiones no lo es tanto. Y, por ello, a pesar de los cambios que abruptamente han ocurrido durante los últimos años, a veces pareciera que aún han quedado vestigios de la “abolida” esclavitud… 

No sé si a ti te toco ver a algún ser querido o experimentar en carne propia el levantarte todos los días cansada y sin ganas de ir a cumplir con un trabajo que no te agradaba, a ver las mismas caras todos los días, las mismas actividades rutinarias que se repetían una y otra vez por al menos unos 35 o 40 años. 

Buscando generar antigüedad, talvez soñando con algún ascenso después de algunos años de experiencia en el área, aguantando malos tratos ya que algunos jefes consideraban que “el trabajo es trabajo y como cuesta trabajo, pues no es para que sea divertido, sino cumplido”…provocando que muchas personas se convertirán únicamente en números en una nómina altamente sustituibles, situación que además era echada en cara cada que se buscaba exigir derechos o una mejora a las condiciones laborales. 

Las habilidades, la experiencia, los estudios, las características de personalidad y otros no eran factores considerados para elegir personal e incluso parecían no ser importantes para definir como estaría compuesto el organigrama, por lo tanto, solo se validaban las ausencias, retrasos, horas extras, años laborados, obediencia y similares para tener o no una exitosa trayectoria laboral. 

Y qué tiene que ver todo lo anterior con el Smart Working y el Home Office, te preguntarás…y es que, sencillamente se trata justo de seguir mejorando tanto las condiciones laborales, como el talento y capacidad ofrecida a los empleadores. 

Verás, hoy día es posible trabajar desde donde sea. Esto lo comprobamos a la fuerza, como ya lo hemos venido hablando, tras la pandemia por Covid-19. Y como también hemos revisado, el Home Office maximizó la “esclavitud moderna” poniendo en evidencia las deficiencias de liderazgo de los mandos medios de muchas empresas. (lo puedes revisar en el artículo “La realidad del Home Office” pagina 14 de la edición “Mujeres unidas trabajando” https://mujeryempresa.mx/unidas-trabajando/). Motivo por el cual es indispensable crear estrategias que se mantengan en la mejora continua del ámbito laboral. 

El Home Office (que en muchas empresas llegó para quedarse) permite que se pueda contratar a cualquier persona sin importar la ubicación, logrando que cada vez más empresas contraten personal de mayor calidad a nivel mundial, elevando a la vez la competencia entre profesionales. 

Pero al mismo tiempo orillando a que los descansos sean escasos o limitados, pues la diferencia de usos horarios obliga a trabajar a algunos a deshoras para poder coincidir con los horarios laborales de otros, ha borrado los horarios y horas a trabajar a la semana, estipulado por la “Ley Federal de trabajo”, por mencionar algunos abusos de los empleadores. 

Y a pesar de ello, se ha comprobado que el Home Office posee muchísimas ventajas tanto para la empresa como para los colaboradores. Por ello es una figura que permanecerá y que debe verse enriquecida. Esto, implementado el Smart working. 

Quizá con lo anterior, estaremos muy cerca de lograr el ideal de igualdad que Morelos proclamó tras la “abolición de la esclavitud”.

Pero, ¿Qué es el Smart Working?

El Smart Working, de acuerdo con Silvia Zanella (Autora del libro “El futuro del trabajo es femenino. 2021) “…es la posibilidad de dar a los empleados flexibilidad y autonomía en la elección de horario y lugar de trabajo, con herramientas digitales para el trabajo móvil.” Implementado desde el 2020 en Italia, de acuerdo con Zanella (2021).

Y te preguntarás, entonces que diferencia tiene con el Home Office, si bajo esta estructura tampoco se trabaja en un lugar fijo. He aquí, el Smart Working pretende dar flexibilidad y autonomía al colaborador no solo de trabajar vía remota sino de elegir trabajar cuando éste desee hacerlo. 

Si ya sé que suena a una locura en Latinoamérica, pues no es un secreto que en los últimos años muchos RRHH consideran que cada vez es más difícil contratar personal que se comprometa y se ponga la camiseta. 

Lo que no consideran estos empleadores, es que están entregando un formato desactualizado a sus candidatos, un formato que les quiere orillar a entregar su vida entera en un contrato, dejando de lado la calidad de vida de la persona a contratar… ¿Y quién querría eso, en un mundo en el que ya te puedes contratar en el extranjero con mejores condiciones laborales o donde hay otras miles de opciones para generar ingresos sin sacrificar todo tu día durante toda la semana?

Además de que bajo la vieja escuela de que “el trabajo no es para disfrutarse” no son consideradas las pasiones, gustos y deseos del personal a contratar, ya ni siquiera con la idea de complacerle, sino de saber si está en la empresa adecuada para generar la permanencia, y se contrata solo para cubrir los números… 

Pero te has puesto a pensar, en la gente que ama lo que hace y lo haría aún sin paga. ¿Qué crees que pasaría si contratas personal que le apasione la actividad para la cual le estás contratando? …Además de que harás una contratación inteligente, muy seguramente al aplicar la “flexibilidad y autonomía” del Smart Working los resultados de su desempeño serán los esperados o más que los esperados por la organización. 

Y he ahí la enorme diferencia con el Home office, como lo hemos llevado hasta ahora. Donde el grillete lo lleva nuestro personal en su Smartphone, en las cámaras en Zoom encendidas durante toda la jornada laboral extendida, vigilante a que siga y siga trabajando, amenazando la conservación de su empleo al no querer regresar a trabajar a la oficina, entre otros. 

Ahora, el Home Office operando bajo el Smart Work; permitiría al colaborador lograr las metas, objetivos y resultados requeridos por la organización, dándole el espacio de poder mantener el equilibrio de sus otras esferas personales, logrando así colaboradores más leales, más comprometidos y más satisfechos con su desarrollo profesional. 

Esta estructura permitirá restituir la dignidad del trabajo, poniendo a ambas partes en igualdad de condiciones, de responsabilidad y de desarrollo, generando además mayor empleabilidad y por tanto tener más acceso a los mejores talentos del mercado laboral. 

Hoy día no es solo la remuneración económica y las prestaciones superiores lo que retiene al talento adecuado. Es el respeto, la lealtad y la congruencia que genera una organización madura, actual y adaptable al constante cambio lo que la hace ¡¡Great place to work!! 

El éxito entonces, debería estar centrado en los valores y los resultados finales de cada colaborador, en vez de vincularlo con el tiempo y el espacio físico de gestión. 

Y para ello, hay que filtrar muy bien en a quien se contrata y para qué. No solo para completar los números. 

¡¡Vamos por el Smart Working!! Vamos a trabajar de manera inteligente.

Por Suhealy Sierra/ Psicóloga clínica y organizacional/ e-mail: psic.suhealy.sierra@gmail.com/Tel: 5531936241 y 5520795089/ Redes Sociales: Facebook: Psic Suhealy Sierra/ LinkedIn: Suhealy Sierra/Whats app: 5531936241

¿Te has preguntado alguna vez si estás lista para retomar tu vida?… Quizá no, porque casi todo sucede sin que tengamos mucho tiempo para pensárnoslo. Como ahora con esta pausa obligatoria provocada por la pandemia, misma que logro transformar espacios públicos, renovar interiores, pero también reinventar relaciones con otros y con nosotras mismas. ¿cómo se podría entonces retomar un mundo que ya no existe? Aun cuando suena tentadora la idea, ¿Podríamos retomar la vida que conocíamos antes del SARS COV 2? 

Y aunque actualmente existen muchas personas que ya retomaron su rutina casi por completo, y otras más que no tuvieron la oportunidad de parar jamás y siguieron con su día a día únicamente sumándole el accesorio de moda durante la pandemia por Covid-19. La realidad es que todas y todos enfrentábamos cambios significativos para la humanidad en muy diversos aspectos, impactando en la economía global, la concientización del cuidado del planeta, del autocuidado, de resignificar el ser exitosa, e incluso replantear si está en el camino de vida coordinado con la felicidad individual. 

Y es cierto que quizá dentro de no mucho esta parte de nuestras vidas será solo un recuerdo del cual nos habremos levantado del todo, pero… ¿Qué hemos aprendido después de dos años de pandemia?, dos años de estar encerradas, de tener que adaptar nuestros espacios, nuestros tiempos… de poner a prueba nuestros límites e incluso tener que reinventarnos. 

Sería inverosímil que después de tanto que hemos atravesado como humanidad, no hubiéramos cambiado de alguna forma o mínimamente aprendido a relacionarnos de una forma más sana con todas y todos los que nos rodean. 

Para aquellas que se han permitido acompañarme en otras ocasiones leyendo mis artículos, tendrán claridad de que mi prioridad esta siempre centrada en manejarme con equidad, con respeto y apelando todo el tiempo por la igualdad de oportunidades sin importar el género, el estado civil, el número de hijos que se tengan o la zona geográfica en la que se viva. Porque sé que lo más valioso de cualquier ser humano no está en lo que podemos ver o preguntar en una torpe entrevista laboral. 

Por tanto, he buscado que a lo largo de este “tiempo fuera de la cancha de juego acostumbrada” fuera un tiempo para la reflexión, el crecimiento de tu negocio, pero también del “darse cuenta” señalando tanto los aspectos negativos como positivos de cualquier suceso inesperado, que siempre podemos crear la realidad que más nos guste y que más nos haga crecer como la cabeza de un equipo de trabajo, pero sobre todo como una mujer que sabe, puede y aprovecha para ella y para aquellos que de forma directa o indirecta dependen de ella. 

Por lo que ya hemos planteado esto que para nadie es un secreto, que con ayuda de la tecnología se acortaron las distancias y se alargaron las jornadas laborales, tuvimos que aprender de tolerancia al tener que trabajar en el mismo espacio y horario que los hijos, el marido y el personal de limpieza, e incluso algunas tuvimos que asumir las tareas domésticas porque todos y todas debíamos encerrarnos y hasta aislarnos. Descubriendo tal vez capacidades, gustos o aficiones que no conocíamos de nosotras mismas o que no habíamos dejado florecer. 

Y entonces, como ser las mismas…como retomar una rutina que quizá ya no pueda sostenerse por sí misma, como obligar a los y las que dependen de nosotras a quitarse los familiares fallecidos por COVID-19 del corazón, los meses de deudas e intereses por el recorte de ingresos o la perdida de estos de la cabeza, como retomar la socialización en espacios cerrados y vestidas de muñecas o muñecos de aparadores Godínez, para hacer de cuenta que ya todo paso… ¿tú has podido hacerlo? 

El mundo necesita un nuevo inicio, pero no desde donde nos quedamos como si no hubiera pasado nada. Necesita uno donde nos permitamos aplicar lo nuevo, lo que hayamos aprendido de esta pandemia: 

  • ·  Que la vida no es solo trabajar 
  • ·  Que los seres queridos se pueden ir sin previo aviso 
  • ·  Que puedes perder tu fuente de ingresos a la menor provocación 
  • ·  Que la actividad de todos suma, sin importar el grado de escolaridad 
  • ·  Que el vestir todos los días de traje no te hace más capaz 
  • ·  Que hasta las empresas más sólidas un día pueden desaparecer 
  • ·  Que si es posible parar 
  • ·  Que es terrible darte cuenta que tu vida no es tuya 
  • ·  Que has descuidado relaciones 
  • ·  Que no sabes quién duerme a tu lado 
  • ·  Que no tienes idea que quiere la está frente al espejo 

Por mencionar algunas… pero cuales de estas te checan y que otras sumarias, ¿Qué has aprendido tú de tu periodo de pandemia? 

¿Qué has aprendido tú de este enfrentamiento contigo misma? 

Empezar de nuevo si es posible, levantarnos y construir de nuevo también lo es. Mas es más fácil cuando lo haces tomada de la mano de los demás. 

Si esto puedes identificarlo a nivel personal, y te causa un impacto en tu vida para llevarla a un nivel más saludable en todos los aspectos, recuerda que lo mismo puede suceder a nivel empresarial y con tu capital humano. 

Invierte en capacitación emocional, en trabajar las habilidades blandas de las mujeres y hombres clave de tu organización. Que este nuevo comienzo sea uno más humano, más productivo, uno que no solo aumente tu cuenta en el banco, sino en que la huella que dejes al partir sea perpetua en los corazones de aquellos que tuvieron el honor de colaborar contigo. 

Suhealy Sierra Psicóloga Clínica y Organizacional Mail: psic.suhealy.sierra@gmail.com Tel: 5531936241 y 5520795089 FB: Psic Suhealy Sierra LinkedIn: Suhealy Sierra Whats app: 5531936241

¿Son lo que esperabas?

El cierre e inicio de año o de ciclo, suele invitar a evaluar y pensar que sigue en la vida, planear y estructurar, incluso para saber que estrategias cambiar o mejorar ante la situación actual.

Muchas buscamos el éxito en la vida, en el área familiar, laboral, de pareja, con las amistades, o en aquello que para ti sea importante. Recibimos el pago por nuestro esfuerzo, a veces como esperábamos, otras en perdidas y unas más mucho mejor de lo pronosticado… Es muy probable que todas nos dediquemos a lo que realmente nos apasiona y entonces el éxito viene por añadidura, algunas tendrán un imperio, otras: aldeas en crecimiento, unas más: ideas encontrándose por fin con la materia…Pero todo, como resultado del esfuerzo propio y de aquellos que colaboran con nosotras, y se arriesgan en nuestras aventuras por conquistar el mundo.

¿Te has percatado entre tanto alboroto, todo lo que estas cosechando, todo lo que has sembrado para ti y para otros? Pues creo que en algún momento perdemos el rumbo, tratando de adaptarnos a los cambios y nuevas disposiciones…y he estado pensando en todas las semillas que sembramos a lo largo de nuestra trayectoria profesional, ¿Cuánto hemos cambiado?, ¿Cuánto hemos crecido, aprendido?, ¿Nos hemos seguido formando, documentando o, actualizando?… ¿La gente a la que hemos liderado, ha crecido, o de menos ha aprendido algo de nosotras para su trayectoria profesional? Y la única frase que retumba en mi cabeza, es aquella que mi padre me repetía de niña… “No importa lo que hagas o cuanto te tardes, por tus frutos serás conocida”.

Y es por lo anterior que me inquieta, que nos detengamos unos minutos a revisar si estamos donde queremos estar, si tenemos la imagen que queremos proyectar, como personas y como marca…si todo el trabajo y esfuerzo que traemos a cuestas ha valido, o debemos re direccionar.

Ahora sí que, no solo hablamos de nuestro esfuerzo por conquistar el mundo, sino de la imagen pública que nos hemos creado y como esto suma o resta a nuestro propósito. Ya que, si queremos a los mejores colaboradores con nosotras o deseamos conquistar determinados clientes y ampliar nuestras fronteras, hoy existen muchas herramientas para saber de antemano con quienes estamos tratando y afortunadamente prevenir una mala experiencia.

Por ello es de suma importancia, cuidar lo que sembramos y estar vigilando lo que cultivamos. Los frutos que recolectas son directamente proporcionales a las semillas que siembras…

Mucha gente veo pasar en el consultorio, candidatos en entrevistas y con algunos de mis clientes, que no saben lo que quieren de la vida y de sí mismos, y van por ahí tomando lo que cae, lo que les dicen que “debe ser”, para lo que les alcanza limitados por aquello que vieron en la escuela o en su casa y no más, resolviendo situaciones a corto plazo más como apagando incendios, que trazando un camino… En fin, todo menos su plan de vida definido.

Si bien es cierto que ningún plan debe ser rígido y que debemos irlo actualizando conforme los tiempos vayan cambiando, o las situaciones así las planteen. No tener un plan de vida, es mucho más abrumador, pues jamás sabremos que obtendremos de nuestros actos.

Es muy común que me lleguen candidatos a pedir trabajo porque necesitan resolver su carencia económica pidiendo cualquier trabajo, sin importar su experiencia profesional o grado académico. Y terminamos viendo gente con gran potencial, desarrollando actividades que no les llenan o no les causan admiración para sí mismos.

También, está el o la clienta que piden contratar al que menos cobra, o al hijo del amigo, que estiman tanto y no tiene trabajo; y esperan que les den un resultado muy por encima de lo que estas personas saben hacer…y ojo no quiero que se confunda, pueden existir hijos de amistades que valga la pena contratar, sin embargo, aun así, debemos saber qué resultados esperamos de la persona a contratar, para no quejarnos después de nuestros propios resultados. Pues esa contratación mal hecha (por no tener la experiencia deseada, el grado académico, metas en común candidato-empresa, o el giro que le interesa, entre otros) es parte de las semillas huecas que sembramos, esperando ver grandes y deliciosos frutos, que al final solo nos llenan de frustración.

Hoy la emergencia sanitaria por Covid-19, nos ha llevado más o menos a lo mismo. Entre la improvisada jornada de Home Office, el liderazgo online en ocasiones deficiente, el no saber cómo mantener el equilibrio entre todas las obligaciones del hogar, de la vida cotidiana, de los hijos y sus actividades, y los horarios de trabajo en versión extendida, nos han llevado a cuestionarnos: ¿cuánto tiempo más?, perdiendo de vista que muy probablemente hemos aprendido cosas que podemos heredar, o que hemos heredado aprendizaje que ha enseñado a otros a afrontar esta situación con mayores herramientas.

Sería interesante, autoevaluarte y por qué no, también a tu empresa y colaboradores; saber sí eso que hoy tienen después de 10 meses de replantear y reestructurar todo aquello que pensábamos inamovible, nos ha dado frutos y que tipo de frutos también.

Si has tenido la oportunidad de sentarte a conversar con excompañeros de trabajo, ya sea como par o subordinado, saber que ha sido de su vida y trayectoria, revisar el índice de rotación, o los comentarios sobre la percepción que tienen de tu empresa los exempleados al salir, la imagen pública que circula en redes sociales.

Podrías tener una idea más cercana de tu cosecha. Hoy no se trata solo del clima laboral, sino de todo aquello que constituye a tu marca, ante los ojos de quienes colaboran contigo y tienen el trato directo con tu cliente, como de aquellos que por fuera te observan y evalúan si trabajar contigo, para ti o comprarte/contratarte.

Hemos comentado en otras ocasiones que el centro de trabajo representa el segundo hogar, la segunda familia; y así como la familia enseña mañas, conductas, formas de conceptualizar el mundo, el ambiente laboral también aporta a la formación y líneas de comportamiento entre los miembros, en su desempeño y otros, que terminan mostrando el lugar de origen.

Entonces, nuevamente te invito a cuestionarte sí todas las semillas germinan igual… O sí todas germinan, e incluso a que identifiques si sabes escoger tus semillas y proporcionarles el ambiente adecuado para que florezcan. Puesto que puedes tener muchas de excelente calidad y no saber abonarlas a tiempo, darles el lugar y los cuidados adecuados, porque recuerda que aun cuando las semillas deban florecer, no es su obligación hacerlo…hay que acompañarlas.

Así que evalúa, busca tu marca en redes sociales, lee comentarios, fíjate si tu personal cuenta con las herramientas necesarias (no solo las mínimas), fíjate si pagas a tiempo, si tienes alta rotación a que se debe. Si hay quejas de tus clientes, observa porque o de que se quejan. Involúcrate en aquello que tanto te ha tomado construir, desde lo operativo, nadie conoce mejor tu marca que aquellos que están dando la cara por ti, todos los días.

A mí me es importante ser conocida por los frutos dulces que coseche…esa es la historia que me gustaría se contará, ¿Y a ti?

Contacto: Psicóloga Clínica y Organizacional

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Fantasía o realidad

La ilusión de convertirse en Directora General de una empresa, ser empresaria exitosa, la mejor de tu área o simplemente conservar tu trabajo por tus resultados y no porque no puedas trabajar como un hombre (horas extras ilimitadas y sin obligaciones del hogar o vida familiar que atender), para muchas mujeres no es posible. No por falta de ganas, de capacidad o de esfuerzo.
La mujer ha logrado grandes cambios a lo largo de la historia, ha roto paradigmas y demostrado en diversas disciplinas que es tan capaz como un hombre de conquistar sus metas profesionales, y que el sexo débil no existe.

Y, sin embargo, aún hay muchas metas por conquistar y paredes o techos por derribar. La primera mujer en México que se graduó de la universidad, lo hizo en 1871 hoy todas las mujeres pueden ingresar a estudiar una carrera, si cuentan con los recursos económicos e intelectuales (por padecer algún daño orgánico o emocional que se lo impida), así como el deseo de hacerlo, y la matrícula femenina en las universidades mexicanas por lo regular supera a la matricula masculina.
Entonces por qué vemos menos mujeres en puestos directivos, por qué siguen existiendo más hombres de negocios que mujeres…
Y aun así las mujeres trabajamos, algunas somos madres, abuelas, tías o solo hijas…trabajamos en la oficina o hacemos home office, hacemos trabajo remunerado o de ese infinito que parece haber sido creado para que quien se encargue de él, no salga nunca jamás de las obligaciones del hogar.
Para una mujer que trabaja, los limites son difusos entre los espacios personales laborales, el ejercicio laboral y los desafíos profesionales…dicen que las mujeres podemos alcanzar el mismo éxito que los hombres y que no existen diferencias, ¿Pero en la práctica esto será real?
La ley mexicana prohíbe la discriminación al contratar personal, eso incluye que al entrevistar candidatas no se les debe exigir una prueba de embarazo o indagar en su vida privada para saber si tiene hijos o personas que requieran de sus cuidados y atención, para poder descartar que no pueda laborar como un hombre lo haría.


Pero, son prácticas aún muy frecuentes en las oficinas de atracción de talento.
Las mujeres, por tanto, enfrentan mayores obstáculos para llegar a la cima de sus carreras profesionales que los hombres…y estamos hablando solo del ingreso a un centro de trabajo, conservar su trayectoria o crecer profesionalmente implica para muchas renunciar al matrimonio, a los hijos, a cuidar de los padres u olvidarte por completo de ser una profesionista exitosa, sino cuentas con las redes de apoyo que un hombre de familia si tiene. El techo de cristal, es justo eso, la ilusión de que puedes seguir subiendo, pero hay algo que te limita y que pocos pueden percibir como real.
Y entonces, es para reflexionar…Ser trabajador será como la esclavitud moderna, o por qué necesita una mujer o un hombre no tener compromisos u obligaciones fuera del trabajo, para poder contratarse. Es como si todo el currículo, el esfuerzo, el talento y trayectoria de la persona en cuestión, no aportará nada y solo la inversión de su tiempo de forma ilimitada fuera valioso, no de 8:00 a 18:00, no de lunes a viernes, sino 24/7.
Roxana Kreimer (2019) en “Evidencias en contra del Techo de cristal” menciona que los hombres hacen mayores esfuerzos que las mujeres en los trabajos, aportando horas extras, que las mujeres no están dispuestas a cubrir. Comenta que los hombres son motivados a crecer jerárquicamente para obtener mayores ingresos y mejorar así las condiciones de vida de su familia; mientras que las mujeres prefieren llegar a hacerse cargo de sus familias que crecer dentro de la organización.

Pero lo que Kreimer no contempla, es que alguien debe hacerse cargo de la familia (hijos, suegros, padres, las compras, pagos de servicios y otros) y tanto socialmente como culturalmente se asume que la responsable de estas funciones es la mujer, llevando a cabo una doble jornada y ahora a una triple jornada, que la crisis pandémica del covid-19 ha llevado a las mujeres, en su gran mayoría a hacerse cargo de la educación en casa.
Ante tantas actividades acumuladas en 24 horas para una mujer promedio/madre de familia, como podría cumplir horas extra a su trabajo, por qué condenarla asumiendo que no está interesada en su crecimiento profesional. Cuando no es posible mental, energética y físicamente cumplir tres jornadas, sin que alguna de estas se vea sacrificada (y no se está contemplando, la atención a ella misma como persona).
El hombre por lo general está tranquilo en sus actividades, sabiendo que hay alguien que se está haciendo cargo del hogar en general, mientras que la mujer tiene su atención dividida entre sus actividades laborales y los requerimientos del hogar, lo que le impide enfocarse únicamente a las metas de la organización que labora, independientemente de que tenga personal de limpieza o de crianza laborando con su familia.
Evidentemente, lo que falta es equidad no solo en la empresa o en lugares públicos, sino en el hogar, y si bien no somos responsables como jefas de lo que pase dentro del ambiente familiar del talento que labora con nosotras, si creo pertinente considerar todas las variables mencionadas antes de no contratar a alguien o de permitir que el talento de una mujer se desperdicie al dejarla ir u obligarla a retirarse de la escena laboral, porque será madre o por ejercer la maternidad y el matrimonio u otros.

Insisto en que no se trata de contratar mujeres por cumplir una norma u otorgar posiciones jerárquicas solo por integrar más talento femenino, sino de considerar que los mismos resultados o incluso mejores se pueden brindar con el trabajo vía remota, por ejemplo. Inclusive el periodo de prueba forzada de la pandemia Covid19, seguro ya les ha arrojado pruebas de cómo ha sido el desempeño y compromiso de cada uno de sus trabajadores y trabajadoras.
La sociedad nos ha orillado a atender varias cosas a la vez, porque no aprovechar esa virtud y apoyar en el crecimiento y/o permanencia del talento femenino que solo debe llegar a casa más temprano, pero está comprometida y da resultados. Porque no invitar a los hombres a tomar más obligaciones dentro del hogar, convivir con sus hijos, padres o suegros enfermos y poder alcanzar un verdadero equilibrio de vida personal-profesional sin importar sí se es hombre o mujer.

Apoyar a las mujeres profesionistas que dependen de nosotras a derribar el techo de cristal traerá satisfacción y equidad a la industria. Te invito a evaluar el desempeño laboral de tus trabajadores y trabajadoras (recuerda que somos expertos en talento humano) y te sorprenderá encontrar que no necesitas tenerles encerrados en la oficina para lograr los objetivos de tu empresa…Sé una líder que delega, sé una líder que permite el crecimiento de los que tiene a cargo, sé una de esas mujeres que rompe techos y no pone límites, porque no los tiene.

Colaboradora: Suhealy Sierra/ Psicóloga

Human Resources Interview Recruitment Job Concept

La importancia de la selección y retención del talento en las organizaciones

El capital de mayor valor para una empresa es su capital humano, pues es quien puede hacer crecer o no una organización.

Muchos empresarios y empresarias tienen un alto enfoque al cliente, lo cual suele ser un elemento clave para alcanzar el éxito. Sin embargo, algunas veces se pierde de vista al cliente interno, quien es el que brinda servicios y genera productos para los clientes externos.

De acuerdo con esto y siempre en la búsqueda de la mejora continua, es recomendable conocer los intereses, motivaciones y talentos de nuestros colaboradores, así como de aquellos que podrían incorporarse a la organización.

¿Cómo hacemos esto? Contar con personal que sepa reconocer, cazar y retener talento es una de las primeras herramientas con las que cuenta la organización. Muchas veces no queremos gastar en pagar talento con trayectoria, conocimiento y experiencia porque nos parece caro, y esto no sólo requiere de un cambio de mentalidad, sino de aceptar que lo barato sale caro.

Por lo tanto, contratar profesionales de la atracción del talento o complementar la formación de nuestro personal de RRHH en el arte del reclutamiento y selección es un punto clave.

Sí ya cuentas con expertos en el área escúchalos, su trabajo es traerte al mejor talento en el mercado de acuerdo a las necesidades específicas de tu organización y los costos que maneja el perfil que buscas o quieres retener en empresas similares (giro, tamaño, etcétera), deja al experto trabajar y evalúa con éste las opciones, permite que conozca a detalle las necesidades del giro y las actividades que debe desarrollar el empleado ideal, para que el experto encuentre al que quieres.

Es de suma importancia que tú conozcas de manera general el proceso que ellos deben realizar para que puedas hacer observaciones que enriquezcan su trabajo y al tiempo se sientan respaldados y en la confianza de compartir el estatus del reclutamiento.

Dichas etapas permiten evaluar a los postulantes y seleccionar al mejor. Para esta tarea el reclutador tiene poco tiempo, y debe conocer la personalidad, la historia de vida, las habilidades y la trayectoria profesional de cada candidato para decidir si será o no preseleccionado a continuar en el proceso con éxito. Debe evaluar al candidato en todos los requerimientos técnicos y de conocimiento que has solicitado, pero al mismo tiempo tendrá que valorar si tu personalidad, la de su jefe directo y otros elementos del ambiente de tu organización serán compatibles, y es por ello que el talento recomendado debe apegarse también a este proceso.

No basta con que los profesionales tengan varios títulos, años de experiencia en el mismo giro, quieras hacer una obra de caridad con la hija de tu mejor amiga que acaba de terminar su carrera, hay que saber si su talento, disposición y capacidad están en armonía con lo que el área o la organización necesita.

Muchos empresarios cometen el error de contratar gente inexperta para realizar tareas de profesionales con una amplia trayectoria, solo por ahorrar centavos. Muchos otros pretenden que el talento existente aprenda nuevas actividades sin brindarle capacitación adecuada e incluso sin valorar sus habilidades y capacidades, por la misma razón, no gastar. Perdiendo de vista que lo anterior sólo es un gasto sino reditúa, lo que evidentemente está condenado al fracaso porque es una visión mediocre a mediano o corto plazo que terminará por generar una costosa rotación, así como pérdida de talento de alta calidad e incluso burn out.

Nuevamente la recomendación sería, dejar de verlo como un gasto, y observar que es una inversión contratar más personal, o al mejor preparado. Mientras más le inviertas a tu empresa (capital humano) más ésta te dará.

Invirtiendo en el capital humano (en capacitación, kick offs, team building, evaluaciones de clima laboral y otros) lograrás mejorar la identidad y percepción organizacional, muchos querrán trabajar en tu organización y los que ya colaboran contigo no querrán irse, esto impactará fuertemente en la lealtad y productividad de tu empresa, que es lo que debe ser un gran motivante para ti y la gente que trabaja contigo.

Por Suhealy Sierra/ Psicóloga clínica y organizacional/ e-mail: sic.suhealy.sierra@gmail.com/Tel: 5531936241 y 5520795089/ Redes Sociales: Facebook: Psic Suhealy Sierra/ LinkedIn: Suhealy Sierra/Whats app: 5531936241

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