Celso, el filósofo griego, decía que: “En cuanto mayor es el conocimiento, más grande es el amor, pero en cuánto más grande es el amor, más queremos conocer.” Para amarnos, debemos de conocernos, conocer como funcionamos, y cómo funciona nuestro cerebro. Para esto, necesitamos abrir los ojos y el amor, al mundo de la lectura. La cual, nos proporcionará salud mental inmediata y preventiva. Leyendo, conservaremos, nuestras capacidades mentales y alcanzaremos un nivel de relajación y disfrute óptimo.
Te estarás preguntando, ¿Cómo? ¿Cómo cuido y ayudo a mi cerebro? ¿Cómo llego a conocerme? Te explico, la lectura, es una gran herramienta, ya que es un sistema de comunicación diferente al oral. Para la comprensión de una charla, se encienden áreas cerebrales que interpretan las palabras, los gestos, las entonaciones e incluso las pausas. Toda esa riqueza del lenguaje oral no está presente en el escrito. En éste, no hay errores, titubeos o pausas. Las palabras deben de ser exactas para representar ideas, con la mejor construcción gramatical, que precisan un significado. Esto utilizará un pensamiento más organizado, al activar una competencia cerebral, conocida como función ejecutiva de memoria de trabajo verbal. La cual, ayuda a interpretar la lectura
ya sea, formal, científica o recreativa.
Los recursos cognitivos y/o funciones ejecutivas que se requieren principalmente para este tipo de textos, actúan en el cerebro como un gimnasio, al exponerlo a un estímulo más formal y complejo que el lenguaje oral. El cerebro se ejercita mientras lee estos textos, se llena de información, conocimientos, vocabulario, corrige ortografía, estructura, organiza ideas y pensamientos. Y a partir de ello, se crea una mejor expresión verbal.
La lectura, también optimiza las habilidades visuales como son: la fluidez lectora, el seguimiento visual, el fortalecimiento de los músculos de los ojos, el enfoque, entre otros. Lo ideal es leer en un espacio con buena iluminación, una cómoda posición y una distancia no menor a 50 cm.
Las lecturas no profesionales, como las novelas, cuentos, leyendas e inclusive, la poesía; aportan información nueva que enriquece la cultura, el sistema semántico y significado de las palabras. Al introducirnos en la historia, se debe de mantener un grado de atención (vinculada al movimiento de los ojos), concentración y asociación que exige activar la imaginación y la memoria de corto y largo plazo.
Hay estudios que demuestran que, con la lectura, el cerebro, envejece con menos rapidez, conserva habilidades y salud, ya que está practicando gimnasia mental, la cual activa diferentes zonas cerebrales al mismo tiempo.
Neuropsicológicamente, la lectura se recomienda cuando se inician procesos de deterioro cognitivo, ya que, es capaz de frenarlo y enlentecerlo al interpretar el texto, procesar la información que se recibe, activar palabras, sus significados y las formas que se relacionan con los mismos. Sucede entonces, una reorganización cortical y de circuitos neuronales, así como la activación de diversas áreas cerebrales. Al leer, estamos literalmente, esculpiendo nuestro cerebro.
Una buena novela, proporciona un extra emocional, como es el placer. Te libera del estrés prolongado, te ayuda a gestionar la presión, cambiar tu ritmo y rutina de vida, al buscar un espacio para conectarte contigo mismo. Es un momento clave para conocer, aprender y sumergirte en la imaginación. Se podría decir, que te ayuda a escapar de la difícil realidad. Te mete en un mundo placentero, lleno de información, enriquecimiento cultural, y al recorrer las palabras e historias, se viaja dentro del texto.
Leer, es dejarnos guiar, adonde el escritor nos quiso llevar. En el caso de los niños, es descubrir letras y poco a poco conocer el significado de éstas. A los niños les ayuda, fortaleciendo el aprendizaje, obteniendo herramientas para el desarrollo, la imaginación y la magia.
Parte de ésta, es que a pesar de que varias personas leen el mismo texto, cada lector valorará estéticamente la obra según su personalidad, sus gustos, nivel cultural, momento histórico. Dependerá también de sus experiencias de vida; convirtiendo, a cada libro, en algo personal y en un mundo íntimo.
La lectura, va ligada al amor, al placer, a las sensaciones que nos provoca, resolver conflictos internos a través de los personajes, conocer al prójimo, crecer en empatía, creatividad, así como entender causas y efectos; poniendo en marcha, dentro del cerebro, funciones ejecutivas.
Y es como llegamos al punto, que tanto la escritura como la lectura, se convierten en una necesidad.
Henry James decía que el “Arte crea la vida, el arte crea lo que es interesante, el arte crea lo que es importante”. ¿Y qué es importante? Conocernos y amarnos o viceversa y ayudar a que todo lo que hagamos por nuestra salud, sea una semillita que crezca dentro. En este caso, la lectura, es tanto una semilla, como una suave caricia para la mente.