Por: Mariela Sanchez / FB: cmujeresempoderadas / IG: _mariela.sanchez / Web: marielasanchezcoach.com

El tema de empoderamiento es uno de los más abordados en la última década. Todos lo apoyamos y queremos, sin embargo así como hay tantas formas de apoyar el empoderamiento femenino, también hay cientos de conceptos equivocados al respecto.

¿Cómo podemos alcanzar algo que ni siquiera sabemos qué es?

Recuerdo claramente una de las situaciones más absurdas que llegué a enfrentar. Me encontraba a minutos de empezar una entrevista de radio y mientras esperaba el llamado al espacio en el que yo participaría, escuchaba a la entrevista anterior a mi.
Asumo que era un segmento de belleza ya que la entrevistada hablaba de los colores y estilos del cabello y ahí fue cuando dijo aquella frase que me erizó la piel. Esta mujer afirmó que “las mujeres empoderadas tienen el cabello rubio y lacio.”
¿Cómo es posible que sigan existiendo estos criterios tan equivocados y superficiales sobre el estándar que supuestamente tiene una mujer empoderada?
Lastimosamente los existen y por millones y aunque no quiero creer mala intención en las palabras de aquella o de ninguna otra persona, la falta de conocimiento, el uso indiscriminado de la palabra empoderamiento para marketing y ventas y la presión constante de estándares físicos siguen predominando el uso del concepto de empoderamiento.
Yo deseo romper con este el mal hábito y para ello hoy me lanzo a mostrarte cómo ser una mujer verdaderamente empoderada.
Pero…
¿Estaré cayendo yo también en el mal uso de este término?
¿Al decirte cómo lograrlo estaré imponiendo también en ti algún tipo de estándar?
Veremos qué opinas después de terminar de leerme.
Empecemos por conocer qué es, bajo mi criterio, ser una mujer empoderada.
“Una mujer empoderada es una mujer que se siente orgullosa y satisfecha consigo misma y con la vida que diariamente construye.”
Y me refiero a sentirte orgullosa de ti misma, de lo que haces, piensas y dices. Sentirte orgullosa y satisfecha de lo que quieres alcanzar, de la forma cómo quieres lograrlo y de cada aprendizaje que obtengas en el camino a hacerlo.
No es un estado específico en el tiempo, no es una meta con la que se acaba un recorrido. El empoderamiento es parte de tu estilo de vida, de tu esencia y de tus valores esenciales.
Empoderamiento es un verbo en acción constante y consciente.

Permítete ser la dueña de tus decisiones, tomar el poder de tu vida y ser la mujer que quieres ser.

¿Cómo llegar entonces a ser y sentirte verdaderamente empoderada?

Lo haces tomando el control y el poder sobre tu vida para ser la mujer que tú quieres ser y construir la vida que deseas para ti.
Con aprendizajes, errores, recaídas, miedos, desafíos, alegrías, experiencias, etcétera. Todo con consciencia plena de que tú eres la dueña de tu vida y tienes absoluto poder de tomar las decisiones que sean más acertadas y congruentes con tu propósito de vida.
Pero claro.
Con este claro, pero complejo objetivo, hay dos principales situaciones que dificultan tu proceso de empoderamiento.
El primero es la falta de definición de qué mujer es la que quieres ser tú y cómo es la vida que quieres para ti. Y la segunda la forman parte todas las circunstancias en las que tu entorno te priva de libertad para tomar tus propias decisiones.
Y aunque suene a un gran desafío, en realidad sí puedes hacer mucho para reducir el poder de estas dos grandes barreras.
Para dar inicio a tu proceso de empoderamiento, lo principal es reconocerte como dueña de tu poder tomando responsabilidad por tus pensamientos, actitudes y comportamientos. Y para ello pienso que la mejor forma es reflexionar si ¿estás siendo la mujer que quieres ser?
Y si la respuesta llega a ser sí, en buena hora. Siéntete orgullosa y mantente conectada con tu esencia.
Pero si la respuesta llega a ser no, entonces no te pierdas cuestionándote cómo fue que llegaste a perderte a ti misma, sino más bien pregúntate
¿Qué puedes empezar a hacer hoy para ser la mujer que tú quieres ser?
Y de ahí en adelante es una reflexión constante que forma parte de ti en cada instante de tu día; al momento en el que te preparas para entregar mejores servicios a tus clientes, en el instante en el que hablas y miras a los ojos a la persona que amas y claro, también en cada conversación silenciosa que tienes en tu cabeza.

Tomando plena consciencia del poder que tienes al ser la dueña y responsable de tus pensamientos, actitudes y comportamientos estás dando el paso más importante en tu camino de empoderamiento.
Y para enfrentar las barreras socioculturales que pudieses estar limitando tu empoderamiento puedes tomar dos acciones específicas.
La primera es cambiar a tu entorno mediante el ejemplo. Tus comentarios, comportamientos, limites y prejuicios, todo deja semillas para un cambio en las siguientes generaciones.
Nosotras como mujeres somos el núcleo de la sociedad y tenemos la oportunidad de abrir las puertas a las siguientes generaciones, pero esto solo funciona cuando ya lo hacemos con nosotras mismas y desde ahí lo propagamos con el ejemplo.
Y lo segundo que puedes en contra de las barreras socioculturales es, en efecto, luchar por mejoras legales en la definición de derechos y oportunidades que respeten el principio de equidad.
Eso sí, ten en cuenta que empoderamiento no es luchar en contra de los hombres, no es una pelea hacia el género masculino, ni nace desde la rabia, el odio o el rencor. El verdadero empoderamiento promueve la equidad y nace desde el amor y el deseo de construir una vida plena de paz interior, abundancia, amor propio y desarrollo constante.
Por lo tanto, si tú sabes qué es lo que quieres, puedes vivir en pro de conseguirlo.