En el pasado marzo, se conmemoró un año más de la lucha por la igualdad de derechos laborales para las mujeres trabajadoras; una lucha que tiene más de un siglo y en donde si bien, se perciben algunos logros, todavía hay mucho trabajo por hacer.
Trabajo en el que hombres y mujeres estamos incluidos para que hagamos a un lado los prejuicios de género y seamos más conscientes: como personas, hombres y mujeres fuimos diseñados de manera complementaria, vivimos en un mundo mixto en donde es urgente que para que nuestra sociedad sea más segura, próspera, sana y enfrente las dificultades saliendo avante de ellas, se requiere de hombres y mujeres poderosos; es decir, responsables de lo que pueden conseguir usando al máximo sus capacidades, inteligencia y talentos personales, para dejar de restar y dividirnos (pongamos atención al uso de frases prejuiciosas como “las mujeres somos mejores en esto o aquello”, “como son hombres, les es más fácil hacer negocios y dejar a un lado los sentimentalismos”) y en su lugar, sumar y multiplicar aprendiendo unos de otros, colaborando juntos en casa, el trabajo y donde quiera que nos reunamos.
Hablando de hombres y mujeres, de lo femenino y lo masculino, hace muchos años, en una conferencia escuché: “…lo femenino y lo masculino existe en la naturaleza y en muchas civilizaciones antiguas, mucho antes de que estos términos se les adjudicaran a los hombres (lo masculino) y a las mujeres (lo femenino); pues ambos como seres humanos que son, contienen ambos elementos”.
¡Y así es! Por ejemplo, cuando un líder o jefe varón, intuye que algo anda mal entre las personas que componen su equipo de trabajo y hace un esfuerzo por escuchar y entender lo que cada uno tiene que decir, está usando su “parte femenina”; cuando una madre o empresaria detecta una mentira o estafa, confronta a los involucrados, castiga y sanciona, está usando su “parte masculina”. ¿Nos hace más o menos hombres/mujeres? No. Aquí el tema es que, al usar lo femenino y lo masculino que todos tenemos, nos hace personas más completas.
Por supuesto, hay que considerar que, en nuestra cultura, se espera que las mujeres seamos más femeninas (escuchar, dejarse guiar, atender a los demás, cuidar los modales, usar la intuición, creatividad, conectadas con las emociones, etcétera.) y los hombres más masculinos (aguerridos, toman decisiones, guían y dirigen, confrontan, analíticos, conectados con la razón) y se critica o se juzga a quienes no cumplen con el estereotipo, sobre todo en el mundo empresarial.
Reflexionemos en este sentido y pongamos más atención en nuestros propios prejuicios y conversaciones de todos los días.
Por Mtra. Marisela Serrano Varela
Consultora especializada para familias empresarias
Fortaleciendo familias, dándole continuidad a su legado empresarial
Contacto: Facebook. Marisela Serrano Consultoría. linkedin.com/in/mariselas. E mail. marisela@mariselaserrano.com, Cel. 333 808 3812.
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