En palabras de la Psicóloga Patricia Ramírez: “Las habilidades sociales son una serie o repertorio de conductas, emociones y pensamientos que nos permiten relacionarnos de forma apropiada con los demás.” Las habilidades sociales nos sirven para poder expresar nuestras opiniones y también manifestar nuestros argumentos cuando no estamos de acuerdo con algún tema, para comunicarlos de forma clara y objetiva, evitando el conflicto. Herramientas sumamente útiles porque nos permiten relacionarnos de forma positiva con otras personas. Hay quien las define como esos rasgos de comportamiento y comunicación que nos hacen tener éxito en la vida. Sin embargo, más que de éxito deberíamos hablar de bienestar, de saber convivir en armonía, compartiendo experiencias, comunicando con efectividad y conformando esa cohesión social donde se llegan a acuerdos y se da forma a un bienestar que revierte de forma directa en cualquier aspecto: el profesional, personal y el de la salud.
¿Qué se necesita? Algo primordial es ser sinceros y claros con lo que queremos decir, es importante que nos mostremos auténticos y expresemos nuestras ideas, lo que nos preocupa o nos apasiona. Los seres humanos necesitamos tener relaciones profundas, no importa si son muchas o pocas, pero debemos lograr tener vínculos que nos generen confianza, personas con las cuales podamos compartir. Es un hecho que las personas con pocas habilidades sociales tienden a la depresión y a un estrés mayor, no significa que la soledad sea mala, pero sí es importante sentir que tenemos el apoyo verdadero de unas cuantas personas en el trabajo, en la familia, con nuestra pareja y dentro de nuestras amistades.
¿Para qué sirven?
Una persona que tiene pocas habilidades sociales, tiende a buscar la aprobación en los demás todo el tiempo, diciendo que sí a todo, poniendo como prioridad a los otros con tal de recibir afecto. Cuando no trabajamos estas habilidades nos es difícil dar afecto a otras personas y también participar en ciertos eventos que impliquen relacionarnos, por ejemplo: hablar en público o dar una conferencia. Para nada es un problema, simplemente es algo en lo que debemos trabajar, algunas personas tienen estás habilidades más desarrolladas y otras tienen otras distintas.
¿Cómo puedo desarrollarlas?
Necesitamos desarrollar la solidaridad, la honestidad y la lealtad, también la empatía, esta última probablemente sea una de las más importantes porque nos ayuda a comprender al otro, a escucharlo, entender cuáles son sus necesidades y respetarlas.
Recuerda que todas estas habilidades pueden adquirirse para que puedas relacionarte de manera asertiva en el entorno laboral, tan solo es cuestión de práctica y tener muy consciente cuáles son nuestras habilidades y nuestras áreas de oportunidad. Existe un gran número de habilidades sociales pero a nivel general podemos distinguir dos tipos que engloban y organizan al resto: las habilidades sociales básicas y las habilidades sociales complejas. Veámoslas con detalle.
HABILIDADES BÁSICAS Escuchar. Oír no es lo mismo que escuchar, solo cuando somos capaces de atender de forma activa, cercana y empática a quien tenemos en frente, damos forma a ese primer escalón de nuestras interacciones sociales. Esta dimensión por muy básica que nos parezca, es algo en lo que solemos fallar en muchos casos. Iniciar una conversación. Por curioso que nos resulte, saber generar una correcta apertura en una conversación dice siempre mucho de nosotros. Requiere soltura, requiere dotes de cortesía y cercanía, requiere positividad y esas dotes comunicativas donde no parecer amenazante o inseguro, sino todo lo contrario.
Las habilidades sociales son un conjunto de conductas que nos permiten interactuar y relacionarnos con los demás de manera efectiva y satisfactoria.
Formular una pregunta. Saber preguntar es saber reclamar y hacer uso también de una adecuada asertividad. Esta competencia social es de las primeras cosas que se enseñan a los niños en las aulas y las que más pueden ayudarnos en nuestro día a día, en casi cualquier contexto. Dar las gracias. ¿Has conocido a alguien que no es capaz de dar las gracias? Saber reconocer al otro es una dinámica básica en cualquier relación personal o profesional. Es civismo y es respeto. No olvidemos nunca este gran tributo de las habilidades sociales. Presentarse y presentar a otras personas. Lo hacemos en nuestros contextos de amistad y de familia y también en el ámbito laboral o académico. Saber introducirnos o introducir a otros es una habilidad básica muy importante.
HABILIDADES COMPLEJAS Hay que tener en cuenta que es necesario aprender las primeras para desarrollar el segundo tipo de habilidades sociales y que cada situación demandará unas u otras, dependiendo de las características y dificultad de las mismas.
Empatía e Inteligencia Emocional. En la actualidad estas competencias son esenciales en cualquier dinámica y circunstancia. Es otra raíz que nutre de forma excepcional nuestras relaciones y que sin duda, debemos saber práctica con efectividad. Asertividad. Hacíamos referencia a ella hace un momento. En un mundo complejo como son las relaciones sociales, saber defendernos con respeto, hablar de nuestras necesidades, comunicar y escuchar, reclamar derechos y cuidar también los ajenos es una habilidad de gran valía. Capacidad para definir un problema, negociar y evaluar soluciones. Esta dimensión es algo que todos deberíamos practicar a diario y potenciar al máximo. De este modo, podríamos llegar a acuerdos con mayor facilidad, negociar y establecer metas donde ambas partes ganen. Pedir ayuda. Tomar consciencia de que no lo sabemos todo, de que necesitamos consejo, apoyo u otras dimensiones es un acto de madurez. Saber pedirla con efectividad es ejemplo de un buen dominio de las habilidades sociales. Convencer a los demás. Saber convencer no es manipular. Es saber argumentar, conectar y llegar a un entendimiento donde hacer ver al otro que determinada conducta o acto le puede ser más beneficioso. Crear impacto y hacerlo con respeto es un arte que vale la pena aprender.