Techo de cristal…

Fantasía o realidad

La ilusión de convertirse en Directora General de una empresa, ser empresaria exitosa, la mejor de tu área o simplemente conservar tu trabajo por tus resultados y no porque no puedas trabajar como un hombre (horas extras ilimitadas y sin obligaciones del hogar o vida familiar que atender), para muchas mujeres no es posible. No por falta de ganas, de capacidad o de esfuerzo.
La mujer ha logrado grandes cambios a lo largo de la historia, ha roto paradigmas y demostrado en diversas disciplinas que es tan capaz como un hombre de conquistar sus metas profesionales, y que el sexo débil no existe.

Y, sin embargo, aún hay muchas metas por conquistar y paredes o techos por derribar. La primera mujer en México que se graduó de la universidad, lo hizo en 1871 hoy todas las mujeres pueden ingresar a estudiar una carrera, si cuentan con los recursos económicos e intelectuales (por padecer algún daño orgánico o emocional que se lo impida), así como el deseo de hacerlo, y la matrícula femenina en las universidades mexicanas por lo regular supera a la matricula masculina.
Entonces por qué vemos menos mujeres en puestos directivos, por qué siguen existiendo más hombres de negocios que mujeres…
Y aun así las mujeres trabajamos, algunas somos madres, abuelas, tías o solo hijas…trabajamos en la oficina o hacemos home office, hacemos trabajo remunerado o de ese infinito que parece haber sido creado para que quien se encargue de él, no salga nunca jamás de las obligaciones del hogar.
Para una mujer que trabaja, los limites son difusos entre los espacios personales laborales, el ejercicio laboral y los desafíos profesionales…dicen que las mujeres podemos alcanzar el mismo éxito que los hombres y que no existen diferencias, ¿Pero en la práctica esto será real?
La ley mexicana prohíbe la discriminación al contratar personal, eso incluye que al entrevistar candidatas no se les debe exigir una prueba de embarazo o indagar en su vida privada para saber si tiene hijos o personas que requieran de sus cuidados y atención, para poder descartar que no pueda laborar como un hombre lo haría.


Pero, son prácticas aún muy frecuentes en las oficinas de atracción de talento.
Las mujeres, por tanto, enfrentan mayores obstáculos para llegar a la cima de sus carreras profesionales que los hombres…y estamos hablando solo del ingreso a un centro de trabajo, conservar su trayectoria o crecer profesionalmente implica para muchas renunciar al matrimonio, a los hijos, a cuidar de los padres u olvidarte por completo de ser una profesionista exitosa, sino cuentas con las redes de apoyo que un hombre de familia si tiene. El techo de cristal, es justo eso, la ilusión de que puedes seguir subiendo, pero hay algo que te limita y que pocos pueden percibir como real.
Y entonces, es para reflexionar…Ser trabajador será como la esclavitud moderna, o por qué necesita una mujer o un hombre no tener compromisos u obligaciones fuera del trabajo, para poder contratarse. Es como si todo el currículo, el esfuerzo, el talento y trayectoria de la persona en cuestión, no aportará nada y solo la inversión de su tiempo de forma ilimitada fuera valioso, no de 8:00 a 18:00, no de lunes a viernes, sino 24/7.
Roxana Kreimer (2019) en “Evidencias en contra del Techo de cristal” menciona que los hombres hacen mayores esfuerzos que las mujeres en los trabajos, aportando horas extras, que las mujeres no están dispuestas a cubrir. Comenta que los hombres son motivados a crecer jerárquicamente para obtener mayores ingresos y mejorar así las condiciones de vida de su familia; mientras que las mujeres prefieren llegar a hacerse cargo de sus familias que crecer dentro de la organización.

Pero lo que Kreimer no contempla, es que alguien debe hacerse cargo de la familia (hijos, suegros, padres, las compras, pagos de servicios y otros) y tanto socialmente como culturalmente se asume que la responsable de estas funciones es la mujer, llevando a cabo una doble jornada y ahora a una triple jornada, que la crisis pandémica del covid-19 ha llevado a las mujeres, en su gran mayoría a hacerse cargo de la educación en casa.
Ante tantas actividades acumuladas en 24 horas para una mujer promedio/madre de familia, como podría cumplir horas extra a su trabajo, por qué condenarla asumiendo que no está interesada en su crecimiento profesional. Cuando no es posible mental, energética y físicamente cumplir tres jornadas, sin que alguna de estas se vea sacrificada (y no se está contemplando, la atención a ella misma como persona).
El hombre por lo general está tranquilo en sus actividades, sabiendo que hay alguien que se está haciendo cargo del hogar en general, mientras que la mujer tiene su atención dividida entre sus actividades laborales y los requerimientos del hogar, lo que le impide enfocarse únicamente a las metas de la organización que labora, independientemente de que tenga personal de limpieza o de crianza laborando con su familia.
Evidentemente, lo que falta es equidad no solo en la empresa o en lugares públicos, sino en el hogar, y si bien no somos responsables como jefas de lo que pase dentro del ambiente familiar del talento que labora con nosotras, si creo pertinente considerar todas las variables mencionadas antes de no contratar a alguien o de permitir que el talento de una mujer se desperdicie al dejarla ir u obligarla a retirarse de la escena laboral, porque será madre o por ejercer la maternidad y el matrimonio u otros.

Insisto en que no se trata de contratar mujeres por cumplir una norma u otorgar posiciones jerárquicas solo por integrar más talento femenino, sino de considerar que los mismos resultados o incluso mejores se pueden brindar con el trabajo vía remota, por ejemplo. Inclusive el periodo de prueba forzada de la pandemia Covid19, seguro ya les ha arrojado pruebas de cómo ha sido el desempeño y compromiso de cada uno de sus trabajadores y trabajadoras.
La sociedad nos ha orillado a atender varias cosas a la vez, porque no aprovechar esa virtud y apoyar en el crecimiento y/o permanencia del talento femenino que solo debe llegar a casa más temprano, pero está comprometida y da resultados. Porque no invitar a los hombres a tomar más obligaciones dentro del hogar, convivir con sus hijos, padres o suegros enfermos y poder alcanzar un verdadero equilibrio de vida personal-profesional sin importar sí se es hombre o mujer.

Apoyar a las mujeres profesionistas que dependen de nosotras a derribar el techo de cristal traerá satisfacción y equidad a la industria. Te invito a evaluar el desempeño laboral de tus trabajadores y trabajadoras (recuerda que somos expertos en talento humano) y te sorprenderá encontrar que no necesitas tenerles encerrados en la oficina para lograr los objetivos de tu empresa…Sé una líder que delega, sé una líder que permite el crecimiento de los que tiene a cargo, sé una de esas mujeres que rompe techos y no pone límites, porque no los tiene.

Colaboradora: Suhealy Sierra/ Psicóloga

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